La doctora. Paula Gómez Alonso fue la primera mujer que incursionó con éxito en la filosofía académica mexicana del siglo XX. Nació en Etzatlán, Jalisco, en 1896, y se formó como maestra normalista en Guadalajara. En la Ciudad de México se inscribe como alumna en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue discípula de Antonio y Alfonso Caso, Enrique Aragón, Ezequiel A. Chávez y Adalberto García de Mendoza. Gómez Alonso tiene el mérito de haber recibido el primer grado de maestría en filosofía otorgado por la UNAM. Su tesis, sustentada en 1932, fue publicada en 1983 con el título de La cultura femenina. A lo largo de su vida ella se dedicó a la docencia, a nivel universitario, normal, bachillerato y secundario. Fue autora de varios libros sobre temas diversos. Murió en la Ciudad de México en 1972.
Gómez Alonso concede que la cultura y la filosofía han sido creación masculina y que esto no ha sido el resultado de un proceso de dominación del hombre sobre la mujer, sino de una característica del espíritu femenino
Aquí me limitaré a comentar su primer libro, La cultura femenina, que constituye la aproximación originaria a dicho tema desde la filosofía en México. Esta obra es un antecedente de la tesis de maestría en filosofía de Rosario Castellanos Sobre cultura femenina de 1950 y del libro colectivo La naturaleza femenina, compilado por Graciela Hierro en 1985.
El tema de la la cultura femenina había sido abordado por Georg Simmel en un artículo famoso publicado en alemán en 1911 y luego traducido en Revista de Occidente por Manuel García Morente. Simmel señalaba que las grandes obras de la cultura objetiva habían sido todas masculinas. Las mujeres pueden participar en esa cultura, pero para ello tienen que insertarse en una estructura de carácter masculino. ¿Puede haber, pregunta Simmel, una cultura objetiva propiamente femenina? La institución del hogar, dice, es un ejemplo, y sostiene que en campos como la medicina o el arte las mujeres podrían desarrollar una cultura propia. Sin embargo, Simmel considera que la cultura objetiva femenina está aún por construirse. En las páginas de la misma revista apareció posteriormente una conferencia que García Morente impartió el 2 de marzo de 1929 con el título de “El espíritu filosófico y la feminidad”. García Morente parte de Simmel y pregunta: ¿Puede la mujer, como mujer, producir pensamiento filosófico? García Morente opina que si la mujer no ha sido filósofa es porque no ha querido serlo. Esto se debe a que el alma femenina tiende a uniformar lo real, borrando lo peculiar y distintivo. La causa de esta manera de ver el mundo es su atadura al proceso vital. Dicho de otro modo, las mujeres no alcanzan la objetividad de los hombres porque ellas están dominadas por las formas sentimentales de la vida. Sin embargo, García Morente piensa que la mujer del futuro puede evolucionar para convertirse en una filósofa original. La liberación femenina podrá generar un tipo nuevo de mujer que haga una contribución significativa a la filosofía.
[caption id="attachment_652650" align="aligncenter" width="1068"] Paula Gómez Alonso, en una fotografía de archivo.Foto: Especial[/caption]
El libro de Gómez Alonso es una continuación de la reflexión de Simmel y García Morente. La joven autora se apoya, además, en otros autores, como Scheler, Rickert y, sobre todo, en psicólogos empíricos. Las conclusiones a las que llega son, como las de Simmel y García Morente, muy lejanas del feminismo contemporáneo. Gómez Alonso concede que la cultura y la filosofía han sido creación masculina y que esto no ha sido el resultado de un proceso de dominación del hombre sobre las mujer, sino de una característica del espíritu femenino. Los hombres, afirma Gómez Alonso, tienen una “innata aspiración hacia la eternidad”. La feminidad, en cambio, es “la mecánica y la forma del devenir vital”. Gómez Alonso justifica esta diferencia en estudios fisiológicos y psicológicos de sus contemporáneos que, de acuerdo con ella, explican la actitud de la mujer ante la cultura. Estas diferencias son la explicación, además, de la incomprensión intersexual. Gómez Alonso piensa, como Simmel y García Morente, que las mujeres tienen que construir una cultura nueva, que sea un producto original y autónomo y no copia o adaptación de la cultura masculina. Las finalidades de esa cultura femenina por venir deben ser, concluye ella, las siguientes: la adquisición del saber, la educación de la voluntad, el establecimiento de normas éticas más valiosas, la superación de la naturaleza, la mejor comprensión del hombre y su cultura y, por último, la colaboración con éste para lograr la suprema perfección humana.
La causa de esta manera de ver el mundo es su atadura al proceso vital. Dicho de otro modo, las mujeres no alcanzan la objetividad de los hombres porque ellas están dominadas por las formas sentimentales de la vida
Me pregunto qué opinan mis colegas filósofas de la tesis de Paula Gómez Alonso. ¿La habrán leído?