¿De qué hablamos cuando hablamos del populismo en México? La respuesta que me parece más adecuada es que hablamos del Movimiento de Regeneración Nacional y de su líder, Andrés Manuel López Obrador. Si bien se pueden encontrar gestos populistas en otras formaciones y en otras figuras de la política nacional, ninguna concentra todos los elementos populistas que están presentes, de manera tan visible, en Morena y en AMLO.
El populismo mexicano nació en el Primer Congreso Nacional de Morena, celebrado el 20 de noviembre de 2012. Antes no hubo populismo en México, ni siquiera durante los años en los que AMLO encabezó el PRD. Las diferencias entre el PRD y Morena son muy grandes
La historia del populismo en México es muy reciente. Ni el carrancismo ni el obregonismo ni el callismo ni el cardenismo ni el avilacamachismo ni el alemanismo ni el lopezmateísmo ni el echeverrismo ni el salinismo ni el foxismo fueron populistas tout court. Eso no significa que no tuvieran algunas características que han sido adoptadas por el populismo de AMLO: el nacionalismo chauvinista, el proteccionismo económico, la política de masas, el desprecio de la sociedad civil, el combate al pluralismo político, el discurso antagonista, etc. Pero ninguno de esos regímenes cumplió de manera completa con un conjunto de características básicas de un sistema populista. Quienes han descrito al cardenismo o al echeverrismo como gobiernos populistas –casi siempre académicos extranjeros– no han aportado nada importante que nos permita entenderlos mejor (véase, por ejemplo, el libro colectivo Populism in 20th Century Mexico, The University of Arizona Press, 2010).
[caption id="attachment_741654" align="aligncenter" width="1367"] AMLO, la semana pasada en la cuenca del Papaloapan, Oaxaca[/caption]
En mi artículo de la semana pasada sostuve que debemos evitar caer en la tentación de ofrecer una definición rígida, irrestricta, del populismo, pero eso no significa que no podamos dar una descripción aproximada de esta corriente política. El populismo supone, normalmente, los siguientes elementos: primero, una narrativa de la existencia histórica de un pueblo al que se le atribuye una reserva inagotable de valores morales; segundo, el señalamiento de una élite o grupo minoritario al que se acusa de corrupto y de aprovecharse de la democracia liberal para abusar del pueblo; tercero, la presencia de un líder carismático que encabeza la lucha del pueblo en contra de esa élite o grupo minoritario; cuarto, el discurso de ese líder apela a las emociones morales del pueblo; quinto, la organización de un movimiento popular que lleve al líder al poder por medio de la vía electoral; sexto, una vez en el poder el movimiento sigue activo y desmantela gradualmente la democracia liberal por medio de reformas constitucionales y medidas de facto. Insisto en que esta lista no ofrece un conjunto de condiciones necesarias y suficientes del populismo, pero sí una lista aproximada de condiciones distintivas.
Si bien se pueden encontrar gestos populistas en otras formaciones y en otras figuras de la política nacional, ninguna concentra todos los elementos populistas que están presentes, de manera tan visible, en Morena y en AMLO
Podemos sostener, por lo tanto, que el populismo mexicano nació en el Primer Congreso Nacional de Morena celebrado el 20 de noviembre de 2012. Antes no hubo populismo en México, ni siquiera durante los años en los que AMLO encabezó el PRD. Las diferencias entre el PRD y Morena son muy grandes. Una de ellas es que los estatutos de Morena prohíben que el partido tenga corrientes o facciones internas. Otra es que Morena no sólo es un partido sino un movimiento cuyo margen de acción va más allá del campo electoral. AMLO ya era un populista desde tiempo atrás, pero antes de Morena no podemos decir que se dieran las condiciones para hablar de una verdadera corriente populista en México.
Morena es el resultado de la crisis vertiginosa de la democracia liberal mexicana post-2000. El primer síntoma de esa crisis fue el regreso del PRI a Los Pinos en 2006. Con el fracaso del PRI —fracaso político, económico, pero, sobre todo, moral— muchos votantes han llegado a la conclusión de que sólo queda dar el paso hacia el populismo lopezobradorista. En caso de que Morena triunfe en estas elecciones, el panorama político mexicano nunca volverá a ser el mismo. El modelo de los tres partidos (PAN a la derecha, PRD a la izquierda y PRI en el centro) con el que se dio inicio a la transición democrática en 2000 dejará de existir. Tendrán que formarse nuevas organizaciones políticas que sean capaces de ofrecer una oposición eficiente al nuevo régimen. Habrá que encontrar nuevos liderazgos en la sociedad civil. Sería un grave error combatir el populismo con la terquedad de volver al pasado, es decir, al sistema político diseñado en el siglo anterior. Para vencer el populismo habrá que mirar hacia adelante con inteligencia e imaginación.