Estamos viviendo una época complicada a nivel mundial. Hay una guerra entre Rusia y Ucrania que tiene en jaque a la estabilidad geopolítica internacional. Esta guerra ya tiene consecuencias de índole económico.
En Estados Unidos hay elecciones dentro de unas semanas que van a determinar el rumbo que tome ese país. En China se acaba de reelegir Xi Jinping como secretario general del partido comunista. Y, por si fuera poco, el mundo viene saliendo de una pandemia que sigue costando vidas y que causó estragos en todas las economías del mundo. México no es la excepción, por supuesto.
Pero dentro de este contexto desfavorable también se pueden encontrar de repente buenas noticias y oportunidades para mejorar. Un reciente reporte de Bank of America (BofA) señala la gran oportunidad que tiene México para crecer en lo que los americanos llaman nearshoring, que no es otra cosa que empresas transnacionales, particularmente asiáticas, vengan a establecer puntos de maquila en territorio mexicano para exportación de sus productos al mercado de los Estado Unidos.
Hago una muy breve síntesis del análisis de BofA a continuación.
México puede crecer sus exportaciones en hasta un 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El nearshoring representa la mejor oportunidad de crecimiento para los próximos años y ya está ocurriendo. Con el reciente rompimiento de las cadenas de producción derivado de la pandemia, México es un candidato natural para que empresas se ubiquen en este país y puedan atender la demanda del mercado norteamericano. Las importaciones de Estados Unidos son del orden de $3 trillones de dólares.
Hay diez razones de porqué México tiene esta oportunidad: (1) guerra comercial entre EU y China; (2) la pandemia de Covid-19; (3) la guerra de Rusia con Ucrania; (4) la suerte geográfica de México; (5) el tratado de libre comercio T-MEC; (6) la enorme base manufacturera que ya existe en el país; (7) su estabilidad macroeconómica; (8) su estabilidad política; (9) su calificada fuerza de trabajo: y (10) salarios bajos. Hay algunos signos negativos como la política energética nacionalista, incertidumbre en las políticas públicas y la ola de inseguridad. BofA cree, sin embargo, que los factores positivos más que contra restan a los negativos.
El nearshoring ya empezó y ha empujado fuerte a la manufactura. Este subsector ha crecido más de 5 por ciento a la fecha en términos reales. Ya está arriba de niveles prepandemia.
Todo esto es favorable para el peso mexicano dado que trae un choque positivo de productividad para el país, en detrimento de China. Por lo que se prevé una apreciación del peso por este factor.