JUSTA MEDIANÍA

Comandanta suprema

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Me siento profundamente orgulloso de vivir en un país por primera vez gobernado por una mujer. Claudia Sheinbaum Pardo, primera Presidenta de México, encabezó hace algunos días la conmemoración del Día del Ejército Mexicano, en una coyuntura sumamente especial, en la que las Fuerzas Armadas destacan por sus invaluables labores en distintas áreas en todo el territorio nacional.

Fue en 1950 cuando se instituyó el 19 de febrero como Día del Ejército Nacional, aunque su fundación data del año 1913. Los soldados han manifestado su lealtad institucional a la Presidenta de México, demostrando la misma a través de diversas operaciones caracterizadas por la eficacia.

Si bien es hoy la seguridad de las familias mexicanas la mayor y más visible asignatura que nuestros soldados procuran, existen otras muchas que realizan. Es probablemente la cercanía con la sociedad, uno de los atributos más relevantes de las mujeres y hombres que integran la Secretaría de la Defensa Nacional.

Es nuestro Ejército una institución clave del Estado Mexicano; sin ella, sería imposible la viabilidad de nuestro Gobierno, además de un sinfín de garantías de las que hoy la población mexicana goza.

El reconocimiento a ellas y ellos es hoy más necesario que nunca. Resalta su eficiencia en las tareas de atención de emergencias y desastres, de manera previa, durante y posterior a las mismas, con el único interés de poner a salvo la vida de los integrantes de las familias mexicanas, aunque ello represente poner en riesgo las propias.

No obstante, además de la defensa del territorio, la seguridad interior, la Protección Civil y el combate a los grupos de la delincuencia organizada, hoy están presentes en apoyo al Gobierno de México para la construcción, operación y mantenimiento de infraestructura, el control de las fronteras, la operación de espacios destinados al apoyo a los migrantes que por una u otra razón se encuentran en el territorio nacional, la distribución de insumos necesarios para las comunidades como pueden ser libros, combustibles o medicamentos, el fortalecimiento y la consolidación de la Guardia Nacional, entre muchas otras tareas más. Nuestros soldados no descansan, mantienen un esfuerzo permanente para dos tareas fundamentales: fortalecer sus capacidades en todo sentido y servir a la población civil.

Algunos actores han cuestionado el rol que hoy desempeñan; sin embargo, en un entorno de tal complicación como el que enfrentamos, y en un país con una solidez institucional como el nuestro, considero que la participación que hoy realizan es necesaria y en diversos casos indispensable. Además, el compromiso de lealtad del Ejército Mexicano a la comandanta suprema de las Fuerzas Armadas, encarnada hoy por la doctora Claudia Sheinbaum, una mujer científica y servidora pública, es garante y símbolo —entre muchos otros más—, de confianza y obediencia.

Gracias y felicitaciones a las mujeres y hombres que integran el Ejército mexicano, por las tareas que realizan, especialmente por la lucha que llevan a cabo para recuperar la paz en el territorio nacional.

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