FRONTERA DE PALABRAS

Los miserables

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

El pensamiento no es otra cosa que un simple soplo.

Pero un soplo que hace estremecer al mundo.

Víctor Hugo

Esta semana se cumple el aniversario del natalicio del gran literato francés Víctor Hugo, quien nació el 26 de febrero de 1802 en Besanzón. Es uno de los grandes poetas, dramaturgos y novelistas en la historia de la literatura universal. Hombre de una sola pieza y de enormes y profundas convicciones políticas que en su momento le valieron el exilio, sin embargo, nunca cesó en su empeño por levantar la voz ante lo que creía injusto o fuera de lugar. Sus posiciones críticas incluso ante Napoleón le valieron que, en la llamada Tercera República, le rindieran un homenaje luctuoso de Estado ante dos millones de personas.

Su posición de notable creador literario y su compromiso con la lucha política hicieron repensar el lugar que los intelectuales deberían asumir ante la realidad social e inspiraron a muchos otros a imitar su compromiso y activismo. Los temas centrales en las obras del maestro Víctor Hugo colocaron siempre los problemas más sentidos de la sociedad y su obra contenía mensajes poderosos. Aun cuando su obra es vasta, una de las que lo ubican de manera importante es “Los Miserables”, una novela que ha sido llevada al teatro, la ópera, el cine y a la televisión (por citar algunos). Fue escrita en 1862 y está catalogada como una de las más importantes e influyentes en la historia de la literatura, ya que aborda temas como la lucha por la igualdad social, la justicia y otros más. Sin embargo, creo que el acto de mayor trascendencia que realiza el maestro Víctor Hugo es el de denunciar la miseria humana, pero no la miseria vinculada a la pobreza material (que tiene un papel fundamental en la obra), sino a la miseria que habita en el alma de los hombres. Jean Valjean es el protagonista, quien, luego de ser preso por robar un pan para alimentar a su familia, regresa sin poder encontrar un lugar en la sociedad y se desencadena con ello una historia única, conmovedora y vibrante.

La trama que plantea el maestro Víctor Hugo es en sí misma la posición ideológica de un hombre que se indigna ante la condición humana cuando esta muestra su lado oscuro. Él mismo hacía referencia a los tres grandes problemas del hombre, los cuales, si se analizan con atención, son la esencia de su obra:

Mientras exista, por el hecho de las leyes y la moral, una condena social, creando artificialmente, en medio de la civilización, el infierno, y complicando con una fatalidad humana el destino que es divino; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo, la degradación del hombre por parte del proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre, la atrofia del niño por la noche; siempre y cuando en algunas áreas sea posible la asfixia social; en otras palabras, y desde un punto de vista aún mayor, mientras haya ignorancia y miseria en la tierra, los libros de esta naturaleza pueden no ser inútiles. Víctor Hugo.

Esta cita nos lleva de manera natural a pensar en una de las más notables de Los miserables: A los ignorantes, enseñadles lo más que podáis; la sociedad es culpable por no dar instrucción gratis; es responsable de la oscuridad que con esto produce. Si un alma sumida en las tinieblas comete un pecado, el culpable no es en realidad el que peca, sino el que no disipa las tinieblas. Y en este sentido, el maestro Víctor Hugo, que conocía a profundidad la naturaleza humana, acaso no nos invita a reflexionar: ¿quiénes son los verdaderos miserables, quienes padecen la pobreza o quienes la propician?

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