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Desplazar el cavazolermismo priista

Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En la galería del horror oral priista, las expresiones misóginas abundan, pertinazmente reveladoras de tenues avances y de la oportunidad para la erradicación de manifestaciones del machismo predominante en la vida pública, material y verbalmente sobreviviente.

La más reciente vulgaridad verbalizada fue manifestada por Manuel Cavazos Lerma, ahora exsecretario de Operación Política del PRI nacional, respecto del debate sobre el fuero del diputado Cuauhtémoc Blanco: “Ya lo juzgaron, ya lo fusilaron, ya lo colgaron (...) pero (...) primero tienen que probarle que intentó violar a la hermana, que no está muy violable que digamos”. A jorobar los avances de las mujeres.

Indignación, ira, repudio ante la persistencia de actitudes misóginas.

Ejemplo paradigmático es el de Enrique Peña Nieto, el expresidente quien, en 2011, al ser cuestionado sobre el precio de la tortilla, respondió: “No soy la señora de la casa”. Ignorancia sobre asuntos cotidianos para millones de personas y descalificación y sexualización de roles en el hogar. El priista Peña, el que más funcionarios de su sexenio tiene en éste. Cualquier machista puede ser Presidente habiéndolo sido él.

Cuatro años antes, el empresario y político priista Carlos Hank Rhon, al dejar su cargo como alcalde de Tijuana para contender por la gubernatura de Baja California, afirmó: “Mi animal preferido sigue siendo la mujer”.

El machismo en la política mexicana es manifestación de una pseudocultura saboteadora de las instituciones, dirigida a entorpecer e insultar la participación equitativa de las mujeres en la toma de decisiones.

Aunque hay avances hacia la equidad e igualdad, impulsados a nivel nacional por la Presidenta Claudia Sheinbaum y en la Ciudad de México por la Jefa de Gobierno Clara Brugada, en los partidos falta voluntad de sanción. “Así es la política”, dicen cínicas y cínicos de todos los partidos.

Septiembre de 2014. En un programa radiofónico, en vivo, Alejandro García Ruiz, exdiputado en Chiapas por el PRI, dijo: “Las leyes, como las mujeres, se hicieron para violarlas”. Y en 2019, Roger Aguilar Arroyo, quien fuera alcalde de Motul, Yucatán, respondió a una mujer que pedía apoyo para vivienda: “Búscate un buen macho que te compre un terreno”.

La misoginia no ha sido exclusiva del PRI. El expresidente Vicente Fox, en 2006, en gira por Mazatlán, Sinaloa, comentó que el 75 por ciento de los hogares en el país tenía una lavadora, pero “no de dos patas o de dos piernas, sino metálica”.

La presencia de expresiones de la vulgaridad, no única del priismo, evidencia el encanijado valemadrismo de una élite tanto menos educada como menos hipócrita. La tolerancia es complicidad y refuerza insultantes estructuras de poder.

¿Desplazaremos el cavazolermismo —priista, panista y hasta de morenistas— para siempre en el tiempo de mujeres? Ganas de jorobar.

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