La presidenta de nuestro país Claudia Sheinbaum viajó a Tegucigalpa, Honduras para ser parte de la IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) el miércoles pasado, acompañada por el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente y la subsecretaria para América Latina y el Caribe, Raquel Serur Smeke.
En este su segundo viaje internacional como presidenta, decidió viajar por primera vez en un avión de la Secretaría de la Defensa Nacional y por lo tanto permitió que el país sede la recibiera con honores en el aeropuerto y por el secretario privado de la presidenta Xiomara Castro Sarmiento, Héctor Manuel Zelaya Castro
Fue interesante ver las primeras imágenes publicadas de su llegada en sus cuentas de redes oficiales y en distintos medios, porque por primera vez su círculo cercano decidió resaltar la imagen y el papel de mandataria en una cumbre.
Me dio gusto verla bajar de un avión mexicano y exclusivo para el uso de la Fuerza Aérea Mexicana y los miembros del Ejército, es decir, dejando de lado los vuelos comerciales en donde por más “austeridad”, se expone su persona y su máxima función en el país, así como la integridad de los pasajeros.
Recordemos que el presidente anterior realizó la mayoría de sus giras internacionales en los vuelos comerciales de Aeroméxico, hasta que la incomodidad lo llevó a decidir volar en los jets Grumman de la propia Sedena.
Hay que reconocer que hoy los encargados de la imagen de la presidenta atinaron en formas y estilo. A diferencia de su viaje a la cumbre G-20 en Brasil, hoy se eligió un color llamativo como el rojo con toques de color en la cintura, y la decisión de no llegar en un vuelo comercial también fue otro acierto.
No debemos de olvidar que cualquier mandatario de un país representa como tal a ese, que no se trata de una pelea entre partidos e ideologías, sino en la razón más clara que es la persona más importante y poderoso de un país y por lo tanto debe de ser trasladado de la misma manera por su protección y seguridad.
El hecho de que un país asista a cumbres internacionales debe de cumplir los mismos requisitos, la misma ceremonia de bienvenida, la comitiva esperando en el aeropuerto y cumplir con el protocolo que estos eventos requieren.
La llegada de los presidentes a un país es una escena muy linda y de suma importancia, porque cada jefe de Estado reúne a su comitiva de avanzada que lo aguarda en pista o en el propio aeropuerto, el país sede lo recibe con una ceremonia protocolaria.
Cada avión con un poderío distinto, que también comunica.
Ahora, la presidenta Claudia Sheinbaum lució sonriente, segura y con una actitud totalmente distinta a como la solemos ver en las mañanas en el Palacio Nacional.
Incluso puede usted constatar que el tono de voz también fue distinto a la hora de leer su discurso. Lució más en confianza y con intenciones de crear relaciones, muy pero muy diferente que en Brasil en donde lució reservada y se fue tiempo antes de la fotografía oficial.
Hoy es una de las principales mandatarias en la fotografía oficial, luciendo de rojo y en la primera fila junto a la presidenta de Honduras Xiomara Castro Sarmiento.
México es un país sumamente importante en América Latina y en el mundo, debemos de comportarnos como tal y emitir ese mismo poderío a través de la imagen de nuestra jefa de Estado.
Ojalá la presidenta siga rompiendo con la inercia de quienes creen que la austeridad significa rebajar al país en materia de relaciones diplomáticas y presencia en distintos escenarios internacionales.