VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Nos tratan de convencer que Ucrania tiene la culpa

Gabriel Morales Sod<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En el último año, y con ahincado énfasis desde la victoria de Trump, un grupo poderoso de comentaristas, aficionados y pseudo-historiadores han tratado de reescribir la narrativa de la guerra en Ucrania, intentando culpar a los ucranianos de la invasión rusa que ha dejado más de un millón y medio de soldados (rusos y ucranianos), y miles de civiles ucranianos muertos.

Desde las trincheras de canales de YouTube de ultraderecha y estudios improvisados de podcasts; al amparo de la libertad absoluta que proveen las redes sociales para expresar opiniones sin importar sus bases empíricas; y propulsados por líderes políticos y medios de comunicación que los han convertido en famosos —y que se han enriquecido y aumentado su poder junto con ellos—, esta serie de individuos, casi todos hombres (cabe mencionar), y casi ninguno con preparación académica o siquiera periodística en geopolítica, ni mucho menos en la historia de Rusia o Ucrania, se ha dado a la tarea de reescribir la historia y tratar de exculpar al dictador Putin de sus crímenes de guerra.

Coincidentemente —o más bien, no tanto— estos mismos personajes (cuyos nombres no menciono para no darles más plataforma) han intentado, en paralelo, reescribir la narrativa de la Segunda Guerra Mundial, enfatizando las preocupaciones —a su parecer legítimas— que Hitler y sus secuaces tuvieron para sumergir al mundo en la peor de sus guerras y tratar de exterminar al pueblo judío. En ambos casos, su estrategia retórica es la misma: tratar de establecer una nueva secuencia histórica con base en verdades a medias, que justifica las acciones de Hitler y Putin como una respuesta “inevitable” a las agresiones de sus rivales. Déjenme me explico.

En el caso de Ucrania, estos comentaristas apuntan a las preocupaciones legítimas de Rusia por el posible ingreso de Ucrania a la OTAN. Nos dicen: ¿qué habría hecho Estados Unidos si México intentara ingresar a una alianza militar con China, por ejemplo? Hasta aquí, todo bien: parece legítimo que Moscú haya estado consternado por la posible expansión de la OTAN a sus fronteras. Sin embargo, esta verdad histórica no justifica las acciones de Putin. El presidente ruso no invadió Ucrania para evitar su incorporación a la OTAN, sino, en sus propias palabras, para derrocar al gobierno ucraniano —al que tachó de nazi—, poner un gobierno títere y anexar un tercio del país a lo que él cree debe ser el nuevo imperio ruso.

Esta misma lógica aplica a su “interpretación” del inicio de la Segunda Guerra Mundial. En su intento por cambiar la historia, estos “críticos” apuntan a las injustas condiciones a las que el Tratado de Versalles sometió a los alemanes después de la Primera Guerra Mundial como justificación para el inicio de la segunda. Más allá de que este argumento no es necesariamente cierto —pues gran parte del tratado jamás fue respetado—, incluso si siguiéramos esta lógica, Hitler, como Putin, no inició la guerra para luchar contra esta“injusticia”, sino para tratar de conquistar Europa y, de paso, eliminar en cámaras de gas al pueblo judío.

Escudados detrás de lo que ellos argumentan es la libertad de expresarse, estos comentaristas creen que pueden tomar de manera selectiva elementos verdaderos de la historia —que conocen sólo superficialmente— y tratar de reescribirla. Sin el control de calidad más mínimo, y beneficiándose del tráfico que conducen y el dinero que producen sus argumentos incendiarios, estos individuos se han convertido en un verdadero peligro para la verdad.

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