En el anterior Pesos y Contrapesos escribí: “Por lo general a la recesión se la define como dos o más trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Según el promedio de las 42 respuestas recibidas por el Banco de México en la encuesta (de abril) a los economistas del sector privado, éste podría ser el crecimiento trimestral en 2025. Primer trimestre: 0.37%. Segundo: menos 0.29%. Tercero: menos 0.21%. Cuarto: 0.50%. Podríamos tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.
Podríamos tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Podríamos tener una recesión, con las consecuencias de una menor creación de empleos, una menor generación de ingresos, una mayor escasez, un menor bienestar”, todas situaciones que, si el fin de la economía es el bienestar de las personas, resultan antieconómicas.
De seguir las cosas como van en materia de confianza empresarial para invertir directamente (y van muy mal), para producir bienes y servicios (variable con la que se mide el crecimiento de la economía), y para crear empleos y generar ingresos (variables que determinan el bienestar), lo más probable es que sí tengamos una recesión.

Importante reconocimiento a la SHCP
En abril de 2024, en escala de cero (total desconfianza), a cien (confianza total), según el Indicador de Confianza Empresarial del Inegi, la confianza promedio de los empresarios de la manufactura, la construcción, el comercio y los servicios privados no financieros, fue de 40.6 puntos (baja). Un año después, en abril pasado, fue de 29.0 puntos (bajísima). El promedio mensual entre enero y abril de 2024 fue 41.6 puntos (enero: 43.1; febrero: 40.4; marzo: 42.4; abril: 40.1). Entre enero y abril pasados fue 30.9 (enero: 34.2; febrero: 30.6; marzo: 29.8; abril: 29.0). Sumamos ya cuatro meses consecutivos con menor confianza (mal), y con muy baja confianza (peor).
La confianza para invertir directamente, de los empresarios de la industria manufacturera, en abril de 2024 fue de 48.3 puntos. En abril pasado fue 34.1 puntos, 14.2 puntos menos, el 29.4%. La de los empresarios de la industria de la construcción fue de 30.2 puntos en abril del año pasado. En abril de 2025 fue de 22.1 puntos, 8.1 puntos menos, el 26.8%. La de los empresarios del comercio fue de 41.4 puntos en abril de 2024. En abril pasado fue de 27.2 puntos, 14.1 puntos menos, el 34.1%. Por último, la de los empresarios de los servicios privados no financieros fue de 43.2 puntos en abril del año pasado. En abril de 2025 fue de 32.7 puntos, 10.5 puntos menos, el 24.3%.
Esta es la secuencia correcta: mayor confianza empresarial = más inversiones directas = mayor producción de bienes y servicios, mayor creación de empleos, mayor generación de ingresos = menor escasez = mayor bienestar. En México se ha dado la secuencia contraria, lo cual nos pone en el camino de la recesión: menor confianza empresarial (40.1 en abril de 2024, 29.0 un año después) = menos inversiones directas (crecimiento de 12.8% en enero de 2024, menos 0.5% un año después) = menor producción (crecimiento de 2.2% en febrero de 2024, 0.5% un año después) = menor bienestar (crecimiento del 3.0% en la compra de bienes y servicios en enero de 2024, menos 0.9% un año después).
¿Cuál es el reto? Elevar la confianza empresarial para que directamente se invierta más, para lo cual lo primero que hay que hacer es abortar la reforma judicial, algo que no sucederá.

