TEATRO DE SOMBRAS

León XIV

Guillermo Hurtado. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

En las listas de papables que salían publicadas en los periódicos no aparecía el nombre del Cardenal Robert Prevost. Una vez más, se muestra que lo que sucede dentro de la Capilla Sixtina durante los cónclaves, posee una dinámica y una lógica propias que poco o nada tienen que ver con las opiniones y las conjeturas en los medios de comunicación.

Aunque el nuevo Papa apenas lleva dos días en la silla de San Pedro, podemos destacar algunos aspectos de su biografía que nos permiten darnos una idea de cómo podrá ser su pontificado.

León XIV nació en Estados Unidos, en Chicago, pero ha pasado buena parte de su vida en el Perú, en Chiclayo. Esta trayectoria de Chicago a Chiclayo no parecía ser la de un futuro Papa, pero la carrera ascendente de Prevost fue meteórica. Recibió el cargo de prior de su orden, luego, Francisco lo nombró cardenal y, de inmediato, le encargó ocuparse de la Comisión para América Latina y del Dicasterio para los Obispos. Un dato que se ha mencionado en los medios y que me parece que es muy relevante es que León XIV adoptó la nacionalidad peruana. Eso muestra su cercanía con el pueblo hermano del Perú, pero también con toda América Latina. En ese sentido, podríamos suponer que León XIV le dará continuidad al sello latinoamericano que le dio Francisco a la iglesia católica universal, un sello muy bien definido (desde los Concilios de Medellín, en 1968, y de Puebla, en 1979) que presta especial atención a la cuestión social y, en especial, a la pobreza. Sin embargo, por su origen estadounidense, es probable que haga esfuerzos para restaurar los lazos maltrechos con la iglesia estadounidense y que, además, busque un acercamiento con Donald Trump para hablar en favor de los migrantes.

Cabe señalar, de entrada, dos diferencias con Francisco. Una es que mientras que el actual Papa pertenece a la orden de los agustinos, el Papa anterior pertenecía a la de los jesuitas. Los agustinos, como se sabe, tienen un carisma distinto al de los jesuitas: más interior y comunitario. Otra diferencia entre el actual Papa y el anterior es lo que está detrás de la elección de su nombre. El Cardenal Bergoglio adoptó el nombre de “Francisco” en homenaje a San Francisco de Asís. El mensaje fue claro desde un principio: un pontificado más humilde, más cercano a la gente. La elección del nombre de “León XIV” por el Cardenal Prevost ofrece otro mensaje que debe examinarse con atención. Si lo que él busca es emular a León XIII, entonces podemos tener una mejor idea de qué tipo de pontificado será el del nuevo Papa. No hay que olvidar que León XIII fue un Papa que buscó adaptar la Iglesia católica a los cambios del mundo. Sin embargo, no se puede decir que haya sido un Papa revolucionario, sino más bien un Papa actualizador sin romper con la tradición. Por una parte, León XIII defendió la ortodoxia teológica, como en su encíclica Aeterni Patris, pero, por otra, puso al día la posición de la Iglesia frente a los problemas sociales, como en su encíclica Rerum novarum. Supongo que las coincidencias entre el perfil de Prevost y el de León XIII fueron lo que convencieron a los cardenales para elegirlo Papa. Los testimonios que se han dado a conocer de León XIV lo describen como un hombre sencillo, atento, cordial, que continuará por el camino pastoral trazado por el papa Francisco, pero que, por otra, parte, privilegiará la prudencia, sin alimentar debates eclesiásticos, teológicos o éticos que pongan en peligro la unidad de la Iglesia.

Sin embargo, así como dije antes en relación con las fantasiosas quinielas que se hicieron sobre la elección del sucesor de Francisco, no quiero caer en la tentación de predecir cómo será el papado de León XIV. Lo único que podemos hacer es esperar que la Iglesia siga cumpliendo con la misión que le marcó Jesucristo. El mundo vive momentos muy difíciles, enfrenta realidades nuevas que ni siquiera hubiéramos sido capaces de imaginar hasta hace poco. La humanidad está en peligro. Hay que tener la esperanza de que León XIV pueda ayudarnos a navegar en las tempestades actuales para alcanzar nuestro destino.

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