GENTE COMO UNO

Valeria y miles de jóvenes más…

Mónica Garza. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: Imagen: La Razón de México

La desaparición forzada y el homicidio de jóvenes en México es un elefante en la sala cada vez más difícil de ignorar. Cada día pesa y duele más porque en cada ficha judicial va el sufrimiento inmenso de tantas familias.

Por eso la tortura no es individual, es expansiva. Porque son los que buscan y los que ven buscar; son los que mueren en vida por la ausencia y los que miran a otros morir en vida esperando.

La historia de la desaparición de los jóvenes queretanos, José Isaías García Rosey y los hermanos Santiago Sánchez Rodríguez y Carlos Enrique Sánchez Rodríguez, de 23, 18 y 28 años respectivamente, ya ha cruzado fronteras.

Los tres jóvenes originarios de San Juan del Río, regresaban a su casa luego de un fin de semana en Mazatlán, Sinaloa, adonde habían ido a celebrar el cumpleaños de Isaías.

El último contacto que tuvieron con su familia fue el 7 de abril desde la localidad de Concordia. Después la comunicación se perdió completamente.

Las familias emprendieron primero la búsqueda local que se terminó extendiendo a todo el estado de Querétaro y después a Sinaloa.

Se iniciaron procesos en las Fiscalías de ambos estados con las respectivas carpetas de investigación, pero el silencio también se extendió. No hubo ninguna llamada solicitando un rescate, dinero o algo. Nada.

A partir de la difusión en redes sociales de las fichas de búsqueda de los tres jóvenes, ¡el colmo!, sus familias denunciaron haber sido víctimas de intentos de estafa por parte de personas que llamaron para ofrecer información falsa sobre el paradero de sus hijos.

El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, quedó al tanto del caso y Carlos Alberto Alcaraz, secretario de Gobierno, viajó a Sinaloa para solicitar la colaboración de su homólogo en aquel estado, para localizar a los tres muchachos.

La poca información que fluyó a partir de ese momento fue todo menos clara: “Se tienen indicios sobre el paradero de las personas y se investiga cuál fue el móvil que los llevó a estar en esta zona”, les dijeron, sin especificar ubicación o si los jóvenes podían estar vivos o muertos.

Ha pasado más de un mes desde la desaparición de los tres jóvenes y no hay rastro de ellos, como tampoco se ha vuelto a tener contacto con la autoridad que va dejando que las carpetas de investigación, como miles más, se vayan empolvando.

Así, José Isaías García Rosey y los hermanos Santiago Sánchez Rodríguez y Carlos Enrique Sánchez Rodríguez ya son parte de la estadística de las dos mil 227 personas desaparecidas, de 15 a 29 años, de enero a mayo de 2025.

En el sexenio anterior, 13 mil 850 jóvenes en ese mismo rango de edad desaparecieron según datos de la organización YouthBuild México y este mismo grupo, según el Inegi, tiene como principal causa de muerte las agresiones y homicidios.

Durante los primeros cuatro meses de este año, cinco mil 147 personas desaparecieron en México; 42 desapariciones diarias en promedio y 26 por ciento más que el primer cuatrimestre de 2024, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.

Estado de México, Ciudad de México, Puebla, Michoacán y Sinaloa son el “top 5” de las entidades que más casos registran, aunque el incremento en la desaparición de jóvenes de entre 15 y 19 años en el estado de Jalisco es muy alarmante, según el informe publicado esta semana por la Universidad de Guadalajara.

Colectivos de búsqueda de madres de personas desaparecidas realizan la VII Marcha de la Dignidad Nacional en la CDMX, el 10 de mayo. Foto| Cuartoscuro

Qué nube tan negra viaja encima de miles de jóvenes mexicanos, cuyas vidas se van perdiendo en el drama de la violencia y la inseguridad que no da tregua en México.

El ejemplo más demoledor es lo ocurrido en Jalisco con la joven Valeria Márquez de 23 años, baleada a quemarropa en su negocio mientras transmitía en vivo en su cuenta de TikTok.

El hecho la convirtió también en una más en la estadística de jóvenes influencers asesinados en México. Como si ya hubieran pasado de ser un blanco individual, a ser el nuevo objetivo para generar terror masivo.

Porque a mayor popularidad de la víctima, mayor impacto de la marca delincuencial y sus siglas, como en el caso de Valeria Márquez, que con su muerte en minutos le dio miles y miles de menciones a las cuatro aterradoras letras: CJNG.

Nuestro México se está convirtiendo en una rara selva, donde los jóvenes son una presa muy fácil, entre la ignorancia y la violencia, entre la aspiración y la delincuencia, donde el valor de la vida se deprecia en los pantanos.

La gran interrogante sigue siendo: ¿quién se coronará como el más fuerte...?

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