Al día de hoy, difícilmente existe un personaje más polémico que él en la política mexicana. Tal vez sólo López Obrador lo supere en escándalos. Algo sí es seguro, más allá de venderse como un luchador social, Gerardo Fernández Noroña es una bomba de tiempo para Morena.
Desde su llegada a la presidencia del Senado, dejó claro que su poder se ejercerá para los suyos y a su conveniencia. Sus decisiones han generado inconformidad en la oposición, que lo ha cuestionado en prácticamente todo.
La semana pasada subió un nivel más. Uno de sus arranques repercutió en más impuestos para las remesas de nuestros paisanos en Estados Unidos. Le cuento.
Si ya de por sí el escenario se veía difícil para poder evitar el impuesto del cinco por ciento que originalmente, el Senado estadounidense quería aplicar al dinero que nuestros connacionales envían desde la Unión Americana, Noroña lo terminó de complicar.
A través de un video que se viralizó en redes sociales, se burló —en abierto— del senador republicano Eric Schmitt, al que se refirió textual: “Estás viendo y no ves senador… quieren apagar el fuego con gasolina”.
Sus palabras bastaron para que, al otro día, el propio Schmitt le contestara desde de su cuenta de X y anunciara que, ya que la idea le había hecho mucha gracia al presidente del Senado mexicano, el impuesto subiría un cinco por ciento más.
Cabe recordar que hace apenas un mes, en el Senado se le ocurrió la idea de mandar una comitiva de legisladores a Washington, para negociar que se bajara dicho impuesto a las remesas.
Al final, quedó en 3.5 por ciento.
De inmediato y, como si se tratara de un triunfo, el propio embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma salió a celebrar que se hubiera conseguido ese acuerdo. ¡Hágame el fabrón cavor! Nada que celebrar.
Regresando al tema Noroña, al presidente del Senado se le olvidó que las palabras pesan, y desde su posición, muchas han sido imprudentes e irresponsables.
Hoy, tienen un costo político.
Lo más delicado, es que en el escenario que usted me diga, Fernández Noroña ha pagado este costo muchas veces.
Por ejemplo, cuando a finales de abril, fue invitado a un congreso del Partido del Trabajo, por su líder nacional, para que los acompañara.
Ahí, los propios militantes lo abuchearon gritándole “traidor” y “vendido”, por haberse pasado a Morena, cuando él hizo toda su carrera política desde el PT.
También, en la discusión de lo que fueron “las reglas” para la fallida elección del Poder Judicial. Él mismo salió a declarar que —tal y como se había adelantado— sí se les habían colado varios “narcocandidatos” a las listas.
Aún recuerdo las palabras de un gran amigo que me dijo: “Mire Duende, si la elección del Poder Judicial hubiera ocurrido con Noroña siendo oposición, de inmediato se hubiera metido en una de las tómbolas para que le dieran vuelta con él adentro, a manera de protesta”, ¡jajajaja… Qué razón tenía!
Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeeee!!!