STRICTO SENSU

Adolescencias trans en Tennessee

Mauricio Ibarra. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Mauricio Ibarra. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

El 18 de junio, la Corte Suprema estadounidense resolvió una controversia originada por una ley de Tennessee, relacionada con los menores de edad pertenecientes a la comunidad transgénero. En 2023, el Senado de esa entidad federativa, partiendo de señalar que el estado tiene un interés legítimo, sustancial y obligatorio para alentar a los menores a fin de que aprecien su sexo, especialmente durante la pubertad, aprobó una ley restrictiva del uso de ciertos medicamentos.

Dicha norma prohíbe a los profesionales de la salud prescribir, administrar o proveer de bloqueadores de pubertad y hormonas a menores de edad que busquen identificarse o vivir con una identidad inconsistente con su sexo biológico. La prohibición no es absoluta, pues autoriza el uso de esas mismas sustancias en tratamientos relacionados con defectos congénitos, pubertad precoz, enfermedad o daño físico de menores.

Tres menores de edad transgénero, sus padres y un médico se inconformaron contra esa norma en el juzgado federal del distrito medio de Tennessee. Señalaron que su contenido era violatorio de la cláusula de igual protección contenida en la decimocuarta enmienda. El titular del juzgado concluyó que los tratamientos prohibidos eran seguros, efectivos y comparables a otras formas de medicina pediátrica autorizados en el estado, por lo cual suspendió la entrada en vigor de la ley. El Gobierno de Tennessee recurrió a dicha resolución ante la Corte de Apelaciones del Sexto Circuito, con sede en Ohio, la cual revirtió la resolución del juez y mantuvo vigente la prohibición. Ante la determinación adversa de la Corte de Apelaciones, los demandantes originales acudieron a la Corte Suprema con el objeto de que ese tribunal máximo resolviera a quién correspondía la razón legal. La administración Biden se unió a esa apelación. Sin embargo, en febrero de este año, el Gobierno de Trump se desistió de esta acción.

Al encontrarse en el centro del debate de las guerras culturales, no es extraño que la determinación sobre el uso de estas sustancias en adolescentes se haya resuelto por bandos ideológicos. El proyecto del presidente del máximo tribunal, John Roberts, fue aprobado por una mayoría de seis votos (de los conservadores) y tres en contra (de los liberales). La mayoría reconoció que, aun cuando el caso implicaba entrar en debates científicos y políticos respecto a tratamientos médicos en constante evolución, el papel de la Corte se limitaba a asegurar que la prohibición no fuera violatoria del derecho a una protección igual. Concluyendo que ése había sido el caso, dejaba las cuestiones políticas al pueblo, a los representantes populares y al proceso democrático. Por su parte, los justices disidentes señalaron que la resolución debería haber determinado si la prohibición estaba realmente dirigida a proteger la salud y bienestar de los menores o más bien estaba basada en estereotipos ilegales acerca de cómo niñas y niños deben verse y actuar. Dado que otros estados aprobaron leyes similares a la de Tennessee, ya puede preverse cuál será la postura de la Corte.

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Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón