LA UTORA

Aquí sigo, una década después

Julia Santibáñez. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Julia Santibáñez. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Tengo pánico. Estoy feliz. Tras meses de intentarlo logré que me liquidaran del puesto directivo que tuve más de cuatro años en una editorial comercial. Sueldo comodísimo. Camioneta. Bono. ¿Por qué lo dejo? Porque este trabajo me indiferentiza. Quiero gastarme las pestañas en lo que amo desde chica: literatura. Poesía.

Es julio de 2015. Mi familia repite que nadie en su juicio echa a la basura un empleo así. Olvidan que nunca he tenido juicio. Asumo que tal vez ésta sea la necedad más franca de mi vida (y no he tenido pocas), pero si apuesto todo lo sabré. Si meto el cuerpo. Comper.

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El ánimo está descascarado. Gano una miseria como freelance. Duermo poco. Estoy vulnerable. Los ahorros adelgazan cada mes, para cubrir colegiatura y mantenernos a mi hija y a mí. Además, ella tuvo un cuadro médico difícil; el tratamiento costó más de cien mil pesos. Ya recuperada, verla germinar es mi mejor noticia.

Hace un año y meses dejé todo por las letras. ¿Lo bueno? Leo por horas. Encuentro pasajes de asombro que valen un día entero, como éste, de Clarice Lispector: “[...] Su marca era el placer intenso con que miraba ahora las cosas, sufriendo estupefacta. El calor se había vuelto más bochornoso, todo había adquirido fuerza y voces más altas. […] Un ciego mascando chicle había hundido al mundo en una oscura avidez”. Otro punto positivo: acabo de publicar mi cuarto libro, Ser azar. Me alegra demasiado grande, pero como las Santibáñez comemos a diario, si para enero los ingresos no mejoran voy a regresar a la oficina y adiós, escritura.

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Diciembre, 2016. Llaman de Uruguay, que gané el Premio Internacional de Poesía Mario Benedetti, entre 400 participantes. Además de darme dinero, publicarán en el Cono Sur mi libro Eros una vez. Preguntan mi reacción. Me hubiera lucido: “Como escribió Blanca Varela, el poema es mi ‘silenciosa algarabía del corazón’”, pero contesto pedestremente: “Estoy sin palabras. Y eso no habla bien de una autora”. Luego monitoreo Internet, no vaya a ser broma. Al fin, W Radio Colombia publica: “Mexicana gana el Premio Benedetti”; luego más portales lo anuncian. Me echo a llorar de muy adentro hacia afuera.

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Desde 2018 edito el suplemento sabatino El Cultural, del periódico La Razón; me invitó Roberto Diego Ortega. También coconduzco en televisión El Ombligo de la Luna, tres horas diarias en vivo sobre cultura chilanga, y hablo de literatura en el programa semanal de TVUNAM, La Hora Elástica, con mi Fernando Rivera Calderón. He publicado tres libros más. Aunque es un desmesure de trabajo, bailo de puntas por escribir. Difundir cultura.

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Junio de 2025. Con altas y bajas, estoy por cumplir diez años de testarudez, de prenderme al cuello del animal inmenso y respirante de las letras. Quién sabe qué venga, pero aquí voy a seguir. Apergollada.