Las expectativas de los economistas no sirven para conocer el futuro. ¿Razón? El futuro será el resultado de las decisiones de miles de agentes económicos, que interactúan en miles de mercados, y no hay quien pueda conocer, a priori, cada una de esas decisiones. ¿Consecuencia? No hay manera de predecir el futuro. A las pruebas me remito, centrando la atención en las dos variables que nos dan una buena imagen de las condiciones generales de la economía: la evolución del crecimiento, medido por el comportamiento de la producción, y la evolución del poder adquisitivo del dinero, medido por el comportamiento del índice de precios.
Todos los meses el Banco de México levanta la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, y entre las preguntas que hace están ¿cuál será el crecimiento de la economía? y ¿cuál será la inflación?, respuestas que cambian mes tras mes, muestra de que los encuestados no saben qué pasará en el futuro. Si lo supieran todos tendrían la misma expectativa y esta no cambiaría. No es el caso.
En la encuesta de enero, el promedio de las 40 respuestas a la pregunta por el crecimiento de la economía en 2025 fue 1.07%, 0.20% las más pesimista y 1.70% la más optimista. En la encuesta de junio, el promedio de las 42 respuestas fue 0.13%, menos 0.50% las más pesimista y 0.70% la más optimista. Las expectativas no son iguales y cambian al paso de los meses. ¿Conclusión? Los economistas somos incapaces de predecir el futuro.

Magnicharters, de pena
En la encuesta de enero, el promedio de las 40 respuestas a la pregunta por la inflación en 2025 fue 3.83%, 4.42% las más pesimista y 3.35% la más optimista. En la encuesta de junio, el promedio de las 42 respuestas fue 4.07%, 4.68% las más pesimista y 3.43% la más optimista. Las expectativas no son las mismas y varían con el paso de los meses. ¿Conclusión? Los economistas no somos capaces de predecir el futuro.
Las expectativas de los economistas no sirven para conocer el futuro, pero sirven para conocer su opinión en torno al futuro, lo cual tiene un cierto valor. En lo que va del año las expectativas de los economistas encuestados han empeorado: la expectativa de crecimiento ha bajado, de 1.07% en enero a 0.13% en junio, y la de inflación ha aumentado, de 3.83% en el primer mes a 4.07% en el sexto, todo lo cual apunta en la dirección equivocada: menor crecimiento combinado con mayor inflación, con la ésta por arriba de la meta puntual del Banco de México (3%), y con aquel por debajo del promedio obtenido entre 2001 y 2024 (1.75%). Requisito de una economía sana: que el crecimiento sea mayor que la inflación. No es nuestro caso.
Supongamos que los economistas fueran capaces de predecir el futuro, por lo que todas las expectativas serían iguales, no cambiarían, y se cumplirían. ¿Qué utilidad podrían obtener los agentes económicos de esa información? Depende de qué información se trate: de la expectativa de crecimiento económico obtendrían poca (¿de qué les sirve saber que la economía, en su conjunto, crecerá X%?), pero de la expectativa del tipo de cambio peso – dólar podrían obtener mucha (sabrían en qué momento comprar dólares y en qué momento venderlos).
El hecho es que los economistas somos incapaces de predecir el futuro, lo cual se demuestra una y otra vez. Y, sin embargo, nos siguen preguntando en torno al mismo.

