Los héroes son los que firman la paz y la construyen.
Nelson Mandela.
El 18 de julio se conmemora el Día Internacional de Nelson Mandela, el hombre que abolió el apartheid y que fue ppresidente de Sudáfrica. Él estuvo al frente de la lucha por la igualdad y la defensa de los derechos humanos de sus hermanos sudafricanos, estuvo preso por defender sus ideas aproximadamente 27 años. Esa casi 30 años estuvo encarcelado en las prisiones de Robben Island, Pollsmoor y Víctor Verster. Desde su encierro físico encabezó una fuerte resistencia en contra del gobierno del apartheid hasta que, ante los fuertes temores de una guerra civil racial y una creciente presión internacional, el presidente F.W. de Klerll lo liberó en 1990. Como es sabido se celebraron unas elecciones históricas y Nelson Mandela ganó las primeras elecciones democráticas de Sudáfrica dedicándose a la reconciliación racial y a sentar las bases del desarrollo de su país. Si bien es cierto que, la parte más importante que sobre Nelson Mandela se ha estudiado tiene una relación directa con su activismo y su legado en el gobierno, también lo es que en otro sentido se le ha reconocido su fortaleza espiritual y mental para mantenerse de pie, detrás de un encierro que buscaba doblegarlo, romper su dignidad y acabar con él en todos los sentidos. Esta parte de su vida, no es simple, estamos haciendo referencia a 27 años de encierro en los cuales cada día era una prueba de sobrevivencia ¿qué lo mantuvo de pie?, ¿cuál era ese diálogo interno que sostenía ?, invariablemente sabemos por él mismo que, su fe en Dios y en su causa era algo que lo mantenía firme, sin embargo, el mismo Nelson Mandela confesó abiertamente que otra fe, una fe muy fuerte que han abrazado incluso quienes han perdido la fe en todos sus dioses lo sostuvo en esos días difíciles: la fe por la poesía.
Fueron esos años de exilio un diálogo silencioso entre Nelson Mandela y el poema Invictus del bardo inglés William Ernest Henley. El poeta inglés (1849-1903) habría sufrido una amputación por debajo de la rodilla derivada de una tuberculosis de huesos a la edad de 12 años. Contra todo pronóstico, el joven Henley superó su enfermedad e ingresó a la Universidad de Oxford. Escribió Invictus, inicialmente sin titulo en 1875 tendido en una cama de hospital. Invictus fue el título que le brindó Arthur Quille-Couch cuando creó la antología de poesía Oxford Book of English Verse de 1900. De 1875 (año en el que Henley escribió el poema) hasta 1964 (año en el que Mandela fue hecho prisionero) pasaron 89 años para que el Invictus y Mandela se encontraran, se complementaran y así el líder de la abolición del apartheid, convirtió aquellos versos en espada, en armadura resplandeciente para su alma. Esta semana que se conmemora el Día Internacional de Mandela, vale la pena recordar el poema de Henley que fue su credo en las noches solitarias:
“En la noche que me envuelve/ negra, como un pozo insondable/ le doy gracias al dios que fuere. Por mi alma inconquistable./ En las garras de las circunstancias /no he gemido, ni he llorado/bajo los golpes del destino/ mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado./ Más allá de este lugar de ira y llantos/acecha la oscuridad con su horror/y sin embargo la amenaza de los años me halla/ y me hallará sin temor./ Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino/ni cuantos castigos lleve mi espalda/ Soy el amo de mi destino/Soy el capitán de mi alma”.