BAJO SOSPECHA

Controladores aéreos, al borde del colapso

Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

En un día habitual, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) registra alrededor de mil 300 operaciones de despegue y aterrizaje, entre 50 y 60 cada hora, todas bajo la supervisión de 50 controladores que se turnan los horarios de tráfico aéreo y son los responsables de dirigir el movimiento de las aeronaves en el espacio aéreo.

Un par de segundos de distracción de cualquiera de los operadores aéreos, podría costar cientos de vidas. Un operador en este trabajo tiene que ser muy especializado en lo que hace, muy enfocado y concentrado.

Dividamos en dos la problemática, hay dos tipos de crisis en el gremio de los controladores aéreos: la nacional y la mundial, que afectan también lo que sucede en México.

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La crisis de controladores aéreos fue advertida por el propio gremio desde hace siete años, cuando empleados evidenciaron la falta de personal capacitado para cubrir las estaciones del país ante un aumento del tráfico aéreo y la apertura de nuevos aeropuertos.

También, a inicios de la administración de López Obrador, hubo muchas renuncias de operadores aéreos y corrieron a otros que no estaban de acuerdo en la forma en que, desde el gobierno, se quería alterar la aeronáutica.

Por ello es importante contar con controladores aéreos, pues apenas en junio pasado, un avión de Aeroméxico despegó del AICM con destino a Oaxaca y, cuando iba a 15 mil pies de altura, se encontró con una aeronave de la Fuerza Aérea que hacía labores de paracaidismo.

El piloto de Aeroméxico avisó de esto a la Torre de Control y ascendió como parte del protocolo. El problema fue porque la sugerencia de tráfico aéreo no informó a los operadores aéreos de una restricción para aeronaves mientras se realizaban las labores de adiestramiento para militares.

En abril de 2023, dos aviones, uno de Aeroméxico y otro de Delta Airlines, se impactaron en la terminal 2. El primero se encontraba en la pista a punto de despegar para dirigirse a Chihuahua, mientras que el segundo se dirigía a Nueva York.

El incidente no provocó daños graves en las aeronaves, pero pudo haber sido muy grave.

Sin duda, el incidente de mayor relevancia sucedió el 7 de mayo del 2022; era de noche en el AICM cuando dos aviones de Volaris estuvieron cerca de chocar en la pista. Una de las aeronaves fue autorizada para aterrizar en esa pista cuando la otra estaba ahí. Por ello, la aeronave que estaba por aterrizar tuvo que hacer una ida al aire, que es cuando vuelven a subir sin aterrizar, una maniobra considerada riesgosa.

Debido a este incidente, Víctor Hernández renunció a la dirección de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam).

IMPACTO POR TRÁFICO

Daño al avión  de Delta Airlines al impactarse con otro en abril del 2023.
Daño al avión de Delta Airlines al impactarse con otro en abril del 2023. ı Foto: Especial

El Seneam fue quien en 2021 rediseñó el espacio aéreo y aseguró la confluencia en el Valle de México para las operaciones del AICM junto al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el aeropuerto de Toluca.

Desde ese momento, tripulaciones y controladores aéreos han registrado incidentes graves, como la activación de alarmas contra colisión, entre otros.

La Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA) dijo, en ese 2021, que la apertura del AIFA traería nuevas complicaciones para los controladores aéreos, que, al parecer, no recibían la capacitación necesaria para operar el rediseño del espacio aéreo en el Valle de México y no se equivocaron.

Mientras que el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta), detalló que, de diciembre de 2021 a marzo de 2022, hubo 30 incidentes aéreos graves en el país, de los cuales 10 ocurrieron en el AICM, a consecuencia del rediseño del espacio aéreo y de las condiciones laborales.

Rosario Avilés, periodista y especialista en aeronáutica, nos explica cómo trabaja un operador aéreo:

“Pues mira, normalmente por una hora completa de trabajo, descansa en otra, y esto, cualquiera que tenga que estar pendiente y atento a cualquier cosa durante una hora se da cuenta de que esto es indispensable.

“Pero, además, lo que está pasando es que doblan turnos, o sea, sí descansan la hora obligatoria, pero luego se quedan al siguiente turno o el fin de semana.

“Y tienen que tener jornadas adecuadas de trabajo de cinco días a la semana y no más, y muchas veces doblan turnos porque no hay personal suficientemente capacitado, esto ya se ha dicho muchas veces. Se necesitan nuevos controladores porque hay que irlos formando.

“Va a llegar un momento en que los que están ahorita, que incluso algunos ya pasaron la edad normal de jubilarse, siguen trabajando, porque ésta es una profesión muy complicada, no cualquiera quiere ser controlador y, además, no cualquiera puede ser controlador, es una profesión muy demandante de atención”.

Rosario Avilés me explica que a las nuevas generaciones no les llama la atención esta profesión:

“No es una profesión, digamos, que se tenga en alta estima. Y, además, es como los médicos, tiene que irse a otros estados para ir fogueándose, los mandan a lugares de la República para que vayan aprendiendo y ya luego los van llevando a los aeropuertos grandes y muchos chicos, pues no quieren vivir fuera de la CDMX.

“Pero, además, éste es motivo como para platicar con un neurólogo que también se ha demostrado, el fenómeno de los nuevos cerebros de los chicos más jóvenes que ya son multitask, y eso los hace menos hábiles para dar atención completa a un solo asunto”.

El libro al que se refiere Avilés es: The Distracted Mind: Ancient Brains in a HighTech World, escrito por el neurólogo estadounidense Adam Gazzaley en coautoría con el psicólogo Larry Rosen. En este libro se analiza cómo nuestros cerebros sufren muchas distracciones por la tecnología moderna. El nivel de atención de una persona, hoy en día, que tiene tanta tecnología en sus manos disminuye.

Y para tener operadores aéreos, la mente tiene que estar sumamente enfocada durante su trabajo.

En los grandes aeropuertos, como el de la Ciudad de México, los controladores aéreos deben recibir una capacitación constante y se estima que, para llevar a cabo su tarea, necesitan por lo menos 14 años de escolaridad en promedio, con un sueldo aproximado de treinta y cuatro mil pesos mensuales.

La carga emocional de esta profesión suele pasar desapercibida. El controlador no sólo gestiona el tráfico aéreo en tiempo real, sino que debe mantenerse en permanente estado de alerta frente a posibles emergencias, fallas técnicas, condiciones climáticas adversas o errores cometidos por los propios pilotos.

Hay que darles a estos operadores mexicanos muy buenas condiciones laborales, porque a los operadores aéreos buenos que tenemos en México, les pueden ofrecer mejores condiciones laborales en muchas otras partes del mundo.

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