CONTRAQUERENCIA

Esos sí son cuates

Eduardo Nateras<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Eduardo Nateras*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Qué maravilloso debe ser poderse rodear de gente tan afín —particularmente, en ámbitos de poder y enorme responsabilidad— que valga para que, hagas lo que hagas, nada sea suficientemente cuestionable y todos te defiendan públicamente sin escuchar motivos.

Más o menos así es la buena onda entre morenistas, pues no hay pecado que alcance —del tamaño que sea— para someter al escrutinio público a alguien que integra sus filas —ya no digamos sancionarle dentro de sus atribuciones o denunciarle formalmente para que enfrente la ley—.

Así pasó cuando alguien osó denunciar a uno de sus exgobernadores y actual diputado por intento de violación. La tentativa de desafuero simplemente no prosperó y el hecho culminó con la patética imagen en la que un grupo de legisladoras de su bancada lo arropaban en la tribuna, mientras dirigía un mensaje, después de librarla sin mayores complejidades.

Y en el caso más reciente de “sorpresas” no deseadas para el morenismo, resulta que Hernán Bermúdez Requena, entonces secretario de Seguridad Pública de Tabasco durante la administración de Adán Augusto López Hernández, está señalado de liderar un grupo criminal vinculado con el crimen organizado, motivo por el cual se encuentra prófugo, al menos, desde febrero pasado.

El hecho —tristemente— podría pasar como un caso más en el que un funcionario público tiene vínculos con cárteles, si no fuera porque funge como coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, una de las figuras más cercanas al expresidente López Obrador y, personalmente, una de sus cartas más fuertes y deseadas para sucederlo en el cargo.

Pero más tardó en trascender la noticia que lo que le tomó a la 4T para salir a defenderlo, pues consideran que no es responsable de los actos de quien fuera su subordinado, a pesar de la información de tan alto nivel a la que tuvo acceso ya como secretario de Gobernación, como cercanísimo del entonces Presidente y, simplemente, como tabasqueño.

En ese mismo sentido, en el Consejo Nacional de Morena del fin de semana pasado, no vieron ninguna crisis. Al contrario, a grito pelado, le reiteraron que no está solo y que puede andarse tranquilo, en tanto no sea requerido por las autoridades —si eso llegara a suceder—.

Pero bueno, de exsecretarios de seguridad y expresidentes de otros periodos no hablemos, porque esos sí son criminales de a de veras. Y que a nadie se le ocurra ponerse creativo en alguna red social en contra de legisladoras afines al gobierno, porque eso sí es violencia política de género y manos les van a faltar para tuitear todas las disculpas públicas que les obligarán a publicar.

Temas:
TE RECOMENDAMOS:
Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón