Como advertía Hobbes, “la autoridad sin control lleva inevitablemente al conflicto, porque el hombre, por naturaleza, busca dominar a otros.” Morena, al concentrar todo el poder del Ejecutivo, los gobiernos estatales, el Congreso y ahora el Poder Judicial, empieza a caer en ese juego. Es inaudito que los casos recientes de Adán Augusto, la visita de “Andy” a Japón y los despilfarros de algunos integrantes del partido, pasen desapercibidos e impunes.
El mismo Noroña ha advertido ya de las riñas internas y las consecuencias que podría traer. AMLO sigue reinando tras bambalinas, pero no estar en la silla empieza a tener un costo cuando la corte se excede de ambición.
El partido que nació con la bandera de justicia social y honestidad empieza a mostrar síntomas de una primera fractura interna. Lo primero a la vista en la radiografía es Adán Augusto, el exsecretario de Gobernación y uno de los hombres más cercanos a López Obrador. Esta semana se comprobó que, incluso AMLO, estaba al tanto de que el exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez, encabezaba una red criminal llamada La Barredora, vinculada al Cártel Jalisco Nueva Generación. El crimen principal es el “huachicol”, o robo masivo de combustible, en Dos Bocas.

Acuerdo para levantar bloqueos
Un sinfín de ironías adornan esta historia. Una de las primeras acciones del gobierno de López Obrador fue en contra del robo de combustible, incluso pronunció en reiteradas ocasiones “ni huachicol arriba, ni huachicol abajo”. No se equivocó, ni arriba ni abajo, sino adentro, de su círculo más cercano. Además, ocurrió en Dos Bocas, proyecto emblemático de la 4T, en Tabasco, el estado del expresidente y de Adán Augusto, quien fuera también su mano derecha en su sexenio.
Habría que sumarle que en días recientes fue captado el hijo de López Obrador, “Andy”, que además es secretario de Morena, disfrutando de un buffet lujoso en Tokio, acompañado de Daniel Asaf, figura también cercana a AMLO, pero periférica al partido. El contraste entre la austeridad proclamada y la realidad opulente es muy claro. Se suma a la serie de fotos que se han difundido en redes donde algunos integrantes de Morena han sido vistos en restaurantes lujosos en México y en Europa, de figuras como Delgado o Monreal, quienes repiten de los discursos de austeridad.
Dichos sucesos empiezan a levantar quejas hasta en la trinchera de Morena. Noroña, desde el Senado, no escatima en palabras, afirmando que Morena sufre una “descomposición”, una división que ya no puede disfrazarse.
Es el momento de mostrar su capacidad de gobernar. Si Morena no enfrenta sus contradicciones, con transparencia y rendición de cuentas para recuperar coherencia entre discurso y acción, las grietas podrían convertirse en abismos.
Cierro con Hobbes, de nuevo: “sin un poder común que los mantenga a raya, los hombres están en guerra constante.” Pareciera que el Leviatán de Morena creció tanto, que nadie puede detenerlo desde afuera, pero sí puede tropezarse, aletargado por su propio poder.
