El viernes pasado, tras pasar casi 20 años en el penal del Altiplano, Israel Vallarta, acusado del secuestro de Cristina Ríos Valladares y su hijo Ezequiel Elizalde Flores, quien al momento del secuestro tenía 11 años, y de dos empresarios más, fue puesto en libertad.
La juez Tercero del Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, Mariana Vieyra Valdez, declaró que Vallarta fue absuelto.
El caso de Vallarta es mucho más político que de justicia y queda libre precisamente porque en la coyuntura política se ha pasado por encima de víctimas, testimonios y desde el Gobierno federal se han querido saldar cuentas con dos de sus principales adversarios políticos, el periodista Carlos Loret de Mola y el entonces titular de la AFI, en los tiempos del presidente Vicente Fox, Genaro García Luna.
Poco antes de la detención de Israel Vallarta, habían pasado meses de investigación, desde la entonces Agencia Federal de Investigación, y se había detectado la participación de Israel Vallarta, Florence Cassez y otros miembros de la banda de los Zodiacos en varios secuestros.
En ese entonces se tenía una base de datos muy profesional de una gran cantidad de voces que hacían las llamadas para cobrar rescates. Se estaba trabajando muy de fondo en el tema del secuestro, porque a principios del año 2000, ese delito se había disparado.
Fue la época en que se legisló para imponer penas altísimas a los secuestradores (por eso disminuyó el secuestro y creció la extorsión, cuyas penas son mucho más bajas). Fue la época en que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) hizo una campaña, en que se decía “pena de muerte a los secuestradores”. Ese delito, en esos años, estaba dañando profundamente a los ciudadanos.
En ese contexto se da la detención de Israel Vallarta. El operativo lo hacen desde la AFI, que lideraba García Luna, quien se equivocó profundamente en presentar a los detenidos horas después de su detención y haber recreado el operativo. Para García Luna se quería mostrar a la sociedad que se detenía a los secuestradores para que fuera ejemplo y fuera disuasivo para quien quisiera cometer futuros secuestros.
Evidentemente, se violó el debido proceso en la detención de Vallarta y Cassez, pero eso no significa que no hubiera víctimas de secuestro, que los señalaron a ellos como los responsables de mantenerlos en cautiverio.
¿NUEVO ORDEN?

En el predio que habitaba Vallarta y que Cassez lo frecuentaba seguido, rescataron a la señora Cristina Ríos Valladares y a su hijo. La violación al debido proceso de Cassez y Vallarta se dio porque, al ser detenidos, agentes de la Policía Federal decidieron esperar un tiempo antes de ponerlos a disposición del Ministerio Público.
Se debió de haber contactado al consulado francés y haberlos puesto de inmediato a disposición del Ministerio Público. Ese fue un error, pero nadie negó en ese momento que estos personajes sí cometieron secuestro, torturaron y mutilaron a sus víctimas.
Cuando comenzó el movimiento para liberar a sus secuestradores hace ya años, con mucha valentía, la señora Cristina Ríos Valladares escribió una carta narrando su calvario en el rancho Las Chinitas, donde estaba secuestrada cuando fue rescatada.
La señora Ríos Valladares relató que Cassez le sacó sangre a ella y a su hijo, y mostró las marcas de los golpes que tenía dos meses después de haber sido liberados. La sangre la utilizaron para enviársela al padre del menor y así presionarlo a que pagara el rescate. Ríos Valladares también contó que, durante su cautiverio, Cassez estaba iracunda porque Israel Vallarta, el líder de la banda, la acosaba (llegó a violarla), y le decía que se desquitaría con ella.
Israel fue acusado de participar en varios secuestros que realizaron de manera conjunta con los Zodiacos. Todas las víctimas de la banda de los Zodiacos los reconocen como sus secuestradores.
Reitero, era una época de muchos secuestros en el país y sobre todo en la Ciudad de México. Fue la época del secuestro del hijo de Alejandro Martí y de la hija de Nelson Vargas. Era la época de Vicente Fox en la presidencia de la República y de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Pasaron los años, la defensa de Israel Vallarta promovía recursos cada vez que estaban cerca de dictarle sentencia. Por eso nunca se le sentenció en casi 20 años.
Y cuando llegó López Obrador a la presidencia, promovió la reforma a la Ley de Amnistía, con la que legisladores de Morena y aliados buscan facultar al presidente para que aplique este beneficio de liberar a detenidos sin que el Poder Judicial lo determinara.
En abril del 2021, durante su conferencia matutina, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que aplicaría las nuevas reglas de la Ley de Amnistía con Israel Vallarta, acusado de liderar a la banda criminal Los Zodiacos. Uno de los argumentos, dijo, sería revisar “cómo trabajan y cómo actúan los jueces y el Poder Judicial”.
Y fue cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador intentó liberar a Vallarta con el decreto publicado para ejecutar la Ley de Amnistía.
En ese momento, el Gobierno federal dijo que preliberarían a 681 presos como parte del acuerdo para sacar de prisión a reos que fueron torturados y que no han recibido sentencia en los últimos 10 años o que padecían alguna enfermedad crónica.
Además, el entonces secretario de Gobernación, hoy señaladísimo, Adán Augusto López Hernández, explicó que Israel Vallarta no entraría dentro de las personas beneficiarias.
Dijo: “El señor Israel Vallarta enfrenta un proceso. Fue víctima de tortura, se acreditó mediante el mecanismo de Estambul, en el proceso seguido por el secuestro de Christian. Sin embargo, hay otros procesos abiertos, en el cual no se ha acreditado la tortura, y, por lo tanto, no puede ser beneficiario de los beneficios del decreto”.
Olga Sánchez Cordero, quien fue ministra de la SCJN y secretaria de Gobernación con López Obrador, también explicó que Israel Vallarta tenía procesos penales abiertos. Y, finalmente, hace unos días es liberado Israel Vallarta. Obtiene su libertad en un momento crítico para la 4T y el Gobierno federal, donde crear una cortina de humo para distraer a los mexicanos es muy conveniente.
Les urge cambiar la conversación de temas como los viajes de lujo de funcionarios públicos y militantes de Morena, los vínculos de Adán Augusto con su exsecretario de Seguridad Pública cuando era gobernador Hernán Bermúdez, acusado de tener nexos con el crimen organizado; las acusaciones de Estados Unidos contra varias instituciones financieras, como Vector, de Alfonso Romo, la salida de Pablo Gómez de la UIF, por no hacer su trabajo, etc.
Y por eso, la primera declaración de Vallarta al salir de prisión es señalar a Loret de Mola y, con nado sincronizado, las redes de Morena magnifican el mensaje.
La liberación de Vallarta no es justicia, es política.

