John Edgar Hoover nació el 1 de enero de 1895 en Washington, D.C., fue el primer director del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos y uno de los funcionarios más poderosos y duraderos en la historia del gobierno norteamericano.
Hoover fue el hombre que modernizó la investigación criminal, profesionalizó a los agentes federales y creó herramientas pioneras, como el archivo nacional de huellas dactilares. Estudió derecho en la Universidad George Washington y se unió al Departamento de Justicia en 1917, durante la Primera Guerra Mundial. Desde ese momento, su ascenso fue meteórico. En 1924, con apenas 29 años, fue nombrado director de lo que entonces era el Bureau of Investigation, y más tarde, en 1935, lo transformó en el FBI tal como se conoce. Bajo su mando, la agencia creció en influencia y presupuesto, convirtiéndose en un organismo temido por su capacidad para investigar y vigilar a cualquiera.
Omar García Harfuch es el hombre fuerte de la Presidenta Claudia Sheinbaum. Es en quien radica su máxima confianza y quien se ha ganado los oídos, los ojos, las palabras y el picaporte de la máxima figura política del país. Desde su secretaría opera las áreas más importantes de la seguridad y la inteligencia del país. Por ejemplo, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuenta con un presupuesto superior a los 2,700 millones de pesos, cifra superior a todas las agencias de inteligencia de América Latina. Esta cantidad es 25% mayor al presupuesto de la Agencia Brasileña de Inteligencia, a pesar de que Brasil tiene 65% más población que México.

Importante reconocimiento a la SHCP
Hoy, se suma a su alineación Omar Reyes Colmenares como titular de la UIF, que, si bien no depende en nada de su Secretaría, es uno de sus incondicionales. Con esto, Harfuch se convierte en el hombre más poderoso de la seguridad y la inteligencia que ha existido en los tiempos del México moderno. Sí, por encima de los secretarios de los gobiernos anteriores. Este gran poder debe ser usado sólo —y siempre sólo— para pacificar al país. De lograrlo, Omar dejará de ser Omar para convertirse en Don Omar.
Y es que tiene todo para hacerlo, tal como lo hizo Hoover, quien pasó a la historia como el genio detrás del aparato de investigación e inteligencia más eficaz del mundo. ¿Que si Hoover fue criticado? Claro, de él se hablan muchas cosas, pero ninguna puede estar por encima de la gran contribución que hizo a la seguridad y que hoy son ejemplo mundial. Quizás los críticos de Omar —sus adversarios, los envidiosos y los que lo ven como presidenciable— harán hasta lo imposible para encontrarle un error. Omar no puede darles el gusto, no sólo por su carrera y por su futuro, sino por México. Nos urge un Hoover mexicano que sea el parteaguas y que logre poner a trabajar todo el poder que se le ha puesto en las manos en favor del pueblo que los políticos dicen servir y defender.
Hoover sobrevivió a ocho presidentes y 18 fiscales generales. Su poder no radicaba únicamente en la estructura del FBI, sino en su habilidad para neutralizar maleantes y adversarios por medio de las herramientas con las que contaba. Omar tiene todo para pasar a la historia como el que metió orden en el país. Al igual que Hoover, queremos ver su habilidad para neutralizar maleantes... y también, ¿por qué no?, de neutralizar adversarios, principalmente los de la presidenta, para que por fin la dejen trabajar… ¿o eso ya lo está haciendo?
Reenviado. “El individuo es insignificante; el bienestar de la nación es lo único importante”
- J. Edgar Hoover
