BAJO SOSPECHA

La hora final de Los Chapitos

Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares de recompensa por la captura de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el hijo del Chapo Guzmán que lidera el cártel de Los Chapitos, una cantidad bastante menor que la que ofrecen por Nemesio Oseguera El Mencho de 15 millones de dólares o de los 50 millones que ofrecen para quien dé información que lleve a la detención de Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela que Estados Unidos no reconoce como tal y al que considera jefe de la organización narcoterrorista el Cártel de los Soles.

Para el gobierno de Estados Unidos, Maduro y el Cártel de los Soles no solamente tienen una relación con el Cártel de Sinaloa, sino que, como ha dicho la fiscal Pam Bondi, existe una suerte de puente aéreo entre Venezuela, Centroamérica y México para enviar drogas y armas. Y por eso, no solamente las recompensas, sino también el despliegue de las fuerzas militares del Comando Sur en el Caribe, entre México y Venezuela.

Pero también es un hecho que el cártel de Los Chapitos está cada vez más debilitado. No solamente porque buena parte de la familia, todos los Guzmán López, han terminado en Estados Unidos como testigos colaboradores, comenzando por Ovidio, Joaquín y su mamá Griselda; sino también porque están perdiendo la guerra contra la organización de Los Mayitos, con una amplia alianza que los cobija y que comprende grupos de casi todo el noroeste del país, enfrentados con los hijos del Chapo. Se han sucedido las caídas e, incluso, el hecho de que Iván Archivaldo y Alfredo, los dos medios hermanos de Ovidio y Joaquín, hayan designado como abogado defensor a Jeffrey Lichtman, ha hecho crecer las especulaciones sobre una hipotética negociación con la justicia de Estados Unidos.

Lo que ha sostenido a Los Chapitos en algunas regiones del país es una alianza de facto entre éstos y el Cártel Jalisco Nueva Generación, que está apropiándose cada vez de mayores territorios. Pero la organización de Los Chapitos se ha debilitado de una forma increíble en unos pocos meses con los golpes que le ha dado el gabinete de seguridad, lo que ha potenciado, además de las caídas, las defecciones y los intentos de colaboración.

NUEVA CIFRA POR UN CAPO

Iván Archivaldo se muestra en cartel del ICE, el pasado 15 de agosto.
Iván Archivaldo se muestra en cartel del ICE, el pasado 15 de agosto. Foto›Especial

En los hechos, estamos viendo el fin de una organización que fue el detonante del tráfico de fentanilo a los Estados Unidos, la que puso esa droga en el centro del consumo, las muertes, el debate y conllevó la persecución de sus líderes y principales operadores. Los Chapitos impulsaron al cártel hacia la producción masiva de fentanilo, convirtiendo esta droga sintética en la piedra angular de su negocio criminal. Fabricaban el fentanilo más potente y lo vendían a precios bajos, aumentando su impacto en la crisis de sobredosis de opiáceos que afecta a millones de estadounidenses. Lograron ejercer un control casi absoluto sobre los laboratorios, el suministro químico y la cadena de producción de fentanilo, empleando métodos sofisticados de reclutamiento, lavado de dinero y ajuste estratégico frente a cambios en las condiciones operativas y políticas.

Por supuesto que hay muchas otras organizaciones criminales operando en el país, y hace mucho que Los Chapitos han dejado de ser los únicos productores de fentanilo ilegal. Tampoco se ha acabado la violencia, el tráfico y la expoliación de la sociedad, ni siquiera los enfrentamientos entre Mayos y Chapitos en Sinaloa y otras partes del país.

Pero estamos ante un momento de quiebre, de una reconfiguración del mapa criminal. Y muchos ya ven a Los Chapitos y a la familia de Guzmán Loera, en sus distintas vertientes, más como una expresión del pasado que como un desafío de cara al futuro. El desafío lo están asumiendo, cada vez más, otros grupos y personajes.

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Los Chapitos controlaron la producción de fentanilo a través de una estructura muy organizada en Sinaloa, empleando varias estrategias simultáneas.

-Control de los precursores químicos: Una parte fundamental de su éxito fue su capacidad para importar los químicos necesarios desde China y otros países asiáticos, dominando el acceso a los ingredientes esenciales para sintetizar fentanilo en México.

-Operación de narcolaboratorios clandestinos: Tanto los grandes laboratorios de las montañas y zonas rurales de Sinaloa, como las cocinas de fentanilo en plena ciudad.

-Reclutamiento de especialistas: Para asegurar la calidad y potencia del producto, Los Chapitos contrataron ingenieros químicos experimentados, mismos que también se les están acabando.

-Adaptación de rutas y métodos: Modificaron las antiguas rutas y estructuras que servían para el tráfico de marihuana, cocaína y heroína, a las de metanfetaminas y fentanilo, sin cambiar de territorio ni perder control geográfico.

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