La historia independiente de América Latina ha estado vinculada a los vaivenes de las grandes potencias en turno.
Los intereses nacionales se han arraigado a las características distintivas de su estructura social —indígena y mestiza—, su economía rural y urbana, hacia dentro o exportadora, su organización política, de nacionalismo exacerbado o desarrollista internacional; en cada momento histórico han enfrentado la defensa de sus recursos, autonomía y crecimiento, con intensos conflictos internos, locales y regionales, aliados a los deseos de un capitalismo salvaje o de poder suave, con fuerza extractiva y violenta, que los detiene o impulsa, conforme a los requerimientos de recursos según el poder variable de Portugal, Reino Unido, Francia, España, Estados Unidos, Rusia o China. Es un inestable tablero geopolítico de necesidades, intereses y deseos. En donde Sísifo es personaje central.
Recientemente se realizó la reunión entre los presidentes Trump y Putin en Alaska, el objetivo publicitado era atender la guerra en Ucrania. Posteriormente hubo la inmediata reunión en Washington, con el presidente Zelenski, acompañado de varios líderes europeos, como Meloni de Italia, Macron de Francia, Merz de Alemania, Starmer de Reino Unido, Stubb de Finlandia, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Mark Rutte, secretario general de la OTAN.
El bloque europeo ha estado escéptico sobre un posible respaldo militar de EU a Ucrania y Europa, y bajo la amenaza de que Rusia rompiera el alto al fuego en Ucrania y se expandiera; colocando en alto riesgo la seguridad y el futuro europeos. Existe la impresión de que Putin convenció a Trump de que la paz se alcanzará mediante la entrega de territorios ucranianos ocupados por Rusia y que Kiev no fuera parte de la OTAN. Esta posición de EU reconoce el triunfo de Rusia, daña a Ucrania y afecta a Europa.
Los impactos geopolíticos serían costosos, habría vencedores y derrotados. Rusia gana los territorios ocupados en Ucrania, la que además pierde la integración a la OTAN. Europa estaría amenazada sin el respaldo directo de EU. China aceptaría estos términos, colocando su interés en Taiwán y el control del Mar de China. EU volvería a los dominios hegemónicos latinoamericanos, como lo constatan las operaciones militares navales del Comando Sur, en dirección a Venezuela contra Maduro, Diosdado y el Cártel de los Soles fortalece su cruzada contra narcoterroristas.
México busca refugio en la Doctrina Estrada, entrega 26 capos, sostiene pax narca, pospone entrega de narcopolíticos, continúa en la agenda de interés de EU, que utiliza el triángulo de acciones contra narcoterroristas, la migración irregular, y los aranceles, como estrategia constante y sistemática. Pende la espada anticorrupción que Trump ha levantado, que afecta la gobernabilidad política de diversos países latinoamericanos, como Venezuela, Nicaragua y Cuba. EU busca aliados latinoamericanos —Guyana y Paraguay van—, asume que es hegemónico. Las organizaciones multilaterales mundiales han perdido credibilidad y fuerza ante los distintos antagonismos regionales.
Sísifo enfrenta la voluntad divina con su esfuerzo cotidiano por alcanzar desarrollo y seguridad, desde Latinoamérica vuelve al tablero geopolítico mundial.