Durante el mensaje a la nación de Claudia Sheinbaum con motivo de la entrega por escrito al Congreso de su Primer Informe de Gobierno, la primera Presidenta de México continuó la tradición de regalarse un mensaje ante el espejo, enunciados que podrían ser frases de cualquier otro informe oficial en cualquier otro tiempo.
Que la 4T redujo la pobreza en tal cantidad que nadie desmiente ni confirma. Cada uno sus datos, cada cual su métrica y también, cada titular del Poder Ejecutivo, su épica ideológica. Siempre inacabada, pero triunfalista.
Que si el humanismo, que si el liberalismo revolucionario, el bienestar, la solidaridad, los changarros, las becas, el tercer mundo o el acceso al primero.

Góbers felices en el sorteo
Cada presidente y ahora la Presidenta nos obsequia una panorámica de cómo se miran ante sí o al menos, cómo desean que los mire ese electorado que los instaló en el poder.
Ayer, la nueva era del Poder Judicial nació con demasiadas interrogantes respecto a su cercanía y supeditación a una Presidencia que una vez más, es la del partidazo en el poder, el del popular líder que evalúa, calla o se pronuncia como supremo intérprete del pueblo, desde su Olimpo tropical.
Sobre el mensaje de la Presidenta y más allá del autorreconocimiento, quedan dos grandes realidades políticas.
Que, en materia de la nueva estrategia antinarco, su gobierno es y será soberano, que la coordinación con Estados Unidos sucede bajo los parámetros que la Constitución y su determinación política permiten.
Autonomía para también dejar en el olvido los “abrazos y no balazos” que nutrieron a organizaciones criminales, que apenas ahora comienzan a erosionarse con operativos, decomisos, detenciones y extradiciones.
Una Secretaría de Seguridad híper reforzada en lo material y en su jerarquía interna para coordinar a soldados, marinos, guardias, policías, aduanas, fronteras y agencias de investigación fiscal y bancaria. Omar García Harfuch es uno de los pilares del gobierno soberano de Claudia Sheinbaum.
El otro es Marcelo Ebrard, el secretario de Economía que trabaja y gestiona asuntos ejecutivos, legislativos y diplomáticos para conducir al país, bajo la tutela de la Presidenta, a través del tsunami comercial que Donald Trump provocó desde su llegada a la Casa Blanca.
La capacidad operativa de Ebrard es, en el terreno económico, tan amplia como la de García Harfuch en el de seguridad e inteligencia.
A los empresarios del país la Presidenta pidió confianza y acción, sumarse al Plan México, a la campaña activa de privilegiar lo hecho aquí, a impulsar e invertir en los polos de desarrollo. A trabajar y tributar en favor de nuestro futuro.
El primer acto protocolario con motivo de los once meses de su gobierno, echan a andar la cuenta regresiva de nuestros usos y costumbres políticas.
Dos alfiles ante la coyuntura del primero del llamado segundo piso. Las elecciones intermedias en 2027 serán la siguiente aduana y señales sobre su proyecto de sucesión para 2030.

