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Sheinbaum y pinole soberano

Salvador Guerrero Chiprés<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La alusión a una soberanía representada en el pueblo, a la vez expresada en el liderazgo del Congreso, no resuelve los desafíos potenciales a la intromisión en nuestra territorialidad, pero enunciarla demuestra, acompañada con acciones de seguridad y económicas, una capacidad de gestión singular.

En el segundo cuatrienio de Donald Trump, cabeza de un aparato de inteligencia, militar o mediático capaz de despliegue, concertado o no, de drones, inspecciones navales y de otras formas de agresión o incitación demagógica, existe desde México una postura sobria, cuidada y cautelosa, como la detentada por la Presidenta Claudia Sheinbaum.

En un contexto tan complejo son de mérito presidencial las habilidades diplomáticas, de seguridad sutilmente pactada en los hechos y de ejercicio de una capacidad de elusión de provocativas afirmaciones y acciones. Está resumido en el Primer Informe de Sheinbaum.

Veinticinco por ciento menos homicidios dolosos es un dato emblemático de cuidado soberano. En él van logros y faltantes. Las y los opositores ven insuficiente el resultado un día, y al otro día critican presuntos sobrantes de poder, desde los altavoces, sirenas, rectos o ganchos lanzados contra el obradorismo.

Somos territorio con algunas regiones lastimadas por los cárteles, por la extensión de una economía informal con bolsas de economía criminal conectadas con diferentes actividades y segmentos. Sin embargo, son áreas enteramente recuperables para la paz y la justicia, las cuales, ciertamente, sólo son accesibles en condiciones de concentración eficiente y sensible de capacidad institucional desde una coalición de gobierno como la encabezada por la mandataria.

Sheinbaum habla ante una diversidad de audiencias desde su representación programática y retórica de la soberanía. Entre ellas, la nación mayoritaria o la administración de Trump, cuyo representante, Marco Rubio, la visita hoy. Incluso interpela y es analizada por la comunidad delincuencial y sus diversos agrupamientos con sus propios riesgos de sobrevivencia.

El informe se convierte en una pieza de resistencia y una plataforma de optimismo: la voz presidencial es representación de un Estado renuente a la supeditación, pero inhabilitado de controlar el poder del hegemón.

Ni “México está dirigido por los cárteles” ni tampoco Estados Unidos es solamente una comunidad adictiva causante de la existencia de aquéllos.

El equipo de Trump ha insistido en caracterizar a la Ciudad de México como dominada por criminales. La realidad, como el nombre de la gobernante Clara Brugada, es bastante prístina: hay una disminución de 51 por ciento en los homicidios dolosos este año respecto a los cometidos en 2019.

Para Sheinbaum “cada quien en su territorio”. Y, pues, el que tiene más saliva —decían los abuelos— más soberano pinole podrá consumir.

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