PESOS Y CONTRAPESOS

Economía informal (1/2)

Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Economía informal: desde la producción hasta el consumo de bienes y servicios sin respetar las reglas establecidas, que en este caso son las prescritas por el gobierno (reglas formales), no por los usos y costumbres de los agentes económicos (reglas informales), normas jurídicas que se aplican más a la producción de los bienes y servicios que al consumo de los satisfactores.

La economía informal está compuesta por las actividades económicas que no están reguladas por el gobierno, no porque el gobierno no las regule, sino porque los agentes económicos no cumplen con la regulación, economía informal que, por esa razón, es economía ilegal: los agentes económicos que operan en la informalidad no respetan la ley (tributaria, laboral, comercial, sanitaria, etc.), lo cual no quiere decir que, necesariamente, actúen de forma injusta, violando derechos. Una cosa es actuar ilegalmente, violando la ley, y otra hacerlo injustamente, violando los derechos de los demás, y no hay que identificar, ¡sería un grave error!, legalidad con justicia. Las leyes injustas, que las hay, deben generar en las personas la obligación ética, asumida voluntariamente, por convicción, de no cumplirlas. Por ejemplo: leyes que se expiden y promulgan, no para garantizar los derechos de todos, sino para defender los intereses de algunos, algo que sucede con frecuencia en el ámbito de la economía, por ejemplo, en el marco del capitalismo de compadres, por el cual el gobierno otorga ciertos privilegios a ciertos empresarios, cuando lo que debe hacer es garantizar todos los derechos, de todos los empresarios, todo el tiempo.

Podemos identificar dos tipos de informalidad económica: la de los agentes económicos que trabajan en empresas informales (el 29.9% de la población ocupada en México), y la de los agentes económicos que trabajan, de manera informal, en empresas formales (el 26.2%). En la informalidad (quienes trabajan en empresas informales más quienes trabajan, informalmente, en empresas formales), trabaja el 56.1% de la población ocupada. La mexicana es, en buena medida, una economía informal, y la informalidad ha sido la válvula de escape a la incapacidad, del sector formal, para crear los empleos necesarios para que todo el que quiera trabajar consiga trabajo en el sector formal.

Se calcula que, para que todo aquel que quiera trabajar en el sector formal de la economía lo pueda hacer, deben crearse, en ese sector, 1,200,000 nuevos empleos anuales, meta de la cual estamos lejos. En 2019 se crearon 342,078. En 2020, efecto de la pandemia, se perdieron 647,710. En 2021 se crearon 846,416. En 2022, 752,748. En 2023, 651,490. En 2024, 213,993. Entre enero y julio de 2025 se crearon 61,947 (no deben contabilizarse, porque no fue creación de nuevos empleos, el 1,291,365 de trabajadores informales, de plataformas digitales, que se formalizaron en julio). De mantenerse esta tendencia en 2025 se crearán 255,831 nuevos empleos formales, únicamente el 21.32% de los necesarios (1,200,000).

Ya tenemos, del Inegi, la medición de la economía informal, por entidad de federativa, para al primer trimestre del año, y lo primero que se destaca es que el Valor Agregado Bruto aumentó 4.0%. Esto, ¿qué significa?

Continuará.

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