Previo al Desfile Militar conmemorativo del 215 aniversario de la Independencia de México, el almirante secretario de Marina y Alto Mando de la Armada, Raymundo Pedro Morales Ángeles, expresó una posición institucional, un parteaguas, en contra de la corrupción —realizada por algunos servidores públicos marinos, junto a una red amplia de delincuencia organizada— vía el huachicol fiscal. También propuso el desafío de acciones de gran calado, con principios claros y precisos para la Marina, para los tres poderes, para los tres niveles de Gobierno, para la sociedad y para la nación.
En un discurso estratégico y crítico, emotivo y racional, estableció la legalidad para erradicar la corrupción. Enfrentarla con coraje y valores como el honor, el deber, la lealtad y el patriotismo.
Propuso actuar con absoluta contundencia. Pase lo que pase, duela lo que duela, se trate de quién se trate. Tope con lo que tope.
Así, desde la Semar-Armada de México, se propone al Gobierno y a la sociedad, con análisis, reflexión y provocación, un ejercicio complejo de sabiduría, sensatez, congruencia y humildad, otea la ley, expone ante la conciencia y el escrutinio de los mexicanos, actos reprobables de corrupción e impunidad, que no definen a la institución armada, que podían enquistarse y quedarse para dañar al pueblo. Por ello actuó, investigó y decidió con honestidad y transparencia.
En la Marina, el mal delincuencial no encontró lugar ni abrigo. Abrió un proceso de investigación en marcha. Fue muy duro aceptarlo, pero hubiera sido mucho más imperdonable callarlo. Fueron los propios marinos navales, quienes dieron el golpe de timón. Evitando el disimulo y el silencio. Asumiendo la verdad, la justicia y la honestidad. Una acción ejemplar que emplea inteligencia, que molesta a enemigos de México, a quienes no respetan la ley, que abusan y se esconden bajo una ilegítima autoridad cómplice y delincuencial.
Con la depuración institucional iniciada, la Marina se fortalece y sube la vara. Se restaura asumiendo que la ley es para todos. Donde el respeto genera confianza, propicia diálogo, construye acuerdos, establece proyectos y conduce a la acción por el bien común y el interés nacional. Las operaciones navales son respuesta responsable, con arte operacional estratégico, así lo ha hecho el alto mando.
Ante el ser maquiaveliano o maquiavélico, mantiene el honor con la verdad. Defiende un México libre y soberano; la ley es timón y guía. El Estado de derecho, con valores navales, es puerto seguro.
Después de la tempestad, la calma; el deseo de servir a México se engrandece. Desde su origen, la institución naval y cada elemento han navegado más de dos siglos con México. En más de 215 años ha sorteado tormentas y salido triunfante.
Así, el almirante Morales cobijó a la comandanta suprema y al pueblo de México, convocó a cada mujer y hombre de mar a arropar a las instituciones republicanas, con la aplicación plena de la ley, bajo el código de honestidad y justicia, con ideas y acciones que conduzcan la nave del Estado hacia el desarrollo y la seguridad nacionales.