DESDE EUROPA

Europeos contra la inmigración

Héctor Badillo. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Héctor Badillo. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

El auge de la extrema derecha en Europa ha hecho que las manifestaciones anti inmigración se multipliquen en todo el territorio.

Los partidos políticos de extrema derecha siguen ganando aceptación entre la población en países como Francia, España, Alemania y Reino Unido donde han alcanzado puestos importantes dentro de los gobiernos de coalición.

Los mensajes de odio en contra de las minorías se están viralizando sobre todo a través de las redes sociales digitales donde la desinformación se transforma en hechos sólidos que atemorizan a la sociedad para ganar votos principalmente entre la gente más joven.

El racismo y xenofobia alimentan las campañas anti inmigrantes en internet hasta el punto de la formación de grupos de ultraderecha radicales que salen a las calles de sus ciudades a amedrentar y cometer actos violentos en contra de los inmigrantes.

El discurso más común de estos movimientos de extrema derecha es que la inseguridad aumenta conforme al aumento de la llegada de inmigrantes a los países europeos. Datos infundados que han sido desmontados en varias ocasiones por la información de los propios gobiernos.

Otra de las razones del porqué el auge de la extrema derecha en Europa es que estos partidos ultra conservadores se presentan como una alternativa diferente de los movimientos convencionales para los votantes.

Pareciera que el fascismo, el racismo y la xenofobia ya no se ven como males sociales que amenazan las democracias y la comunidad entre la ciudadania.

Lo que no se sabe es que el aumento de políticas antiinmigración puede acelerar el descenso demográfico en Europa y generar una crisis económica que ralentice el crecimiento y afecte sobre todo las pensiones de los europeos.

Expertos aseguran que la expulsión masiva de inmigrantes y el cierre de las fronteras en Europa, dos propuestas compartidas por todos los movimientos de ultraderecha, pone en riesgo la densidad demográfica de las naciones.

El próximo siglo las sociedades europeas van a envejecer más rápido debido a las bajas tasas de natalidad cuando se registre una reducción preocupante de la población laboralmente activa.

Es un hecho que los países que logren mantener el número de inmigrantes en edad laboral se verán beneficiados a largo plazo por la fuerza económica que representan los grupos minoritarios en Europa.

Ser inmigrante no es sinónimo de delincuente, la gran mayoría de personas migrantes que dejan sus países de origen huyen de la pobreza, la desigualdad, las guerras y hasta de los desastres naturales.

Nadie quiere dejar su país de origen, sus raíces, su familia, pero la necesidad y la búsqueda de una vida mejor para ellos y sus seres queridos es el aliciente para buscar suerte en otras latitudes.

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