BRÚJULA ECONÓMICA

Inflación y Crecimiento: prioridades paralelas

Arturo Vieyra<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>&nbsp;<br>
Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

La relación entre crecimiento económico e inflación constituye un eje central del análisis macroeconómico en México. Ambos fenómenos presentan una elevada complejidad al estar interrelacionados mediante la dinámica de la demanda agregada, el grado de utilización de la capacidad productiva y la formación de precios. Un diagnóstico adecuado resulta indispensable para orientar la política económica —en particular la monetaria y la fiscal— hacia un sendero de equilibrio sostenible.

Los indicadores recientes del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) y de la inflación confirman un desempeño con señales de vulnerabilidad. En el ámbito del crecimiento, la contracción del IGAE en julio fue de -0.9% mensual, más profunda que la estimación oportuna de -0.5%, constituyendo la caída más significativa en lo que va del año. Con ello, el avance acumulado en los primeros siete meses apenas alcanza 0.3% anual, reflejando un estancamiento prácticamente generalizado entre los tres grandes sectores productivos.

El retroceso fue encabezado por la industria, particularmente afectada por las tensiones comerciales externas que debilitaron la manufactura, así como por la fragilidad de la construcción. De manera complementaria, tanto los servicios como las actividades primarias, registraron retrocesos, sumando tres episodios negativos en lo que va del año. Ante este escenario, el consenso de mercado estima que la economía mexicana podría cerrar 2025 con un crecimiento cercano a 0.5%, condicionado por factores estructurales como la debilidad de la inversión, la persistente incertidumbre en la relación comercial con Estados Unidos y los efectos contractivos de la consolidación fiscal.

En contraste, la dinámica inflacionaria ha mostrado un comportamiento menos desfavorable, aunque con riesgos latentes. En la primera quincena de septiembre, la inflación general anual repuntó a 3.74%, desde 3.65% en la quincena previa, permaneciendo dentro del rango de variabilidad de Banxico (3% +/- 1%). Sin embargo, preocupa la rigidez del componente subyacente, que avanzó a 4.26% anual, acumulando cuatro meses alrededor de ese nivel, equivalente a su promedio histórico de largo plazo.

Los riesgos inflacionarios persisten, particularmente en el subíndice subyacente, donde la resistencia a la baja de los precios de mercancías y servicios refleja presiones asociadas a la depreciación cambiaria anual de hace unos meses y al incremento en costos de laborales. Estos factores han sido atenuados por la debilidad de la demanda interna, que limita el traslado pleno de los choques de costos a los precios finales.

En términos generales, se anticipa un incremento gradual y moderado de la inflación en la segunda mitad del año, con niveles por debajo de 4.0%, lo que abre espacio para que el banco central mantenga su ciclo de recortes en la tasa de referencia, la cual podría ubicarse en torno a 7.00% al cierre de 2025.

Un aspecto favorable en el corto plazo es que la tensión entre los objetivos de inflación y crecimiento no se ha intensificado. En este contexto, la política monetaria dispone de un margen de flexibilización que permitiría estimular la actividad económica sin comprometer la estabilidad macroeconómica, siempre y cuando los riesgos inflacionarios no se materialicen y las expectativas de mediano plazo permanezcan ancladas, garantizando así la estabilidad de los mercados financieros y laborales.

Temas: