En un lapso de cuatro horas el futbol mexicano volvió a defraudar y a romper ilusiones como ha sido la constante en los últimos años. Un sábado que lucía prometedor se volvió amargo en un pestañeo. Apenas hace una semana el “efecto Morita” ilusionaba a la afición con una urgida revancha ante los argentinos en los cuartos de final del Mundial Sub-20, pero en cuestión de apenas 9 minutos de juego, todo se derrumbó, la albiceleste marcó primero y el golpe moral ya no pudo revertirse. Así se suma un fracaso más en lo que ya es una rivalidad marcada, aunque no lo quieran reconocer los sudamericanos.
Los argentinos demostraron una vez más lo importante que es el control emocional en el futbol y en cualquier otro deporte; no precisamente porque ellos sean expertos en el manejo de sus emociones cuando van perdiendo, pero sí son los maestros en cómo hacerte caer en la peor desesperación que puede existir en una cancha de futbol. Son marrulleros, agresivos, fingen faltas, pierden tiempo y mil cosas más, pero todo dentro del ámbito permitido en el futbol, nos guste o no.
Esta dolorosa derrota para los jugadores de la Sub-20 debería ser una gran lección en esos aspectos, en como evitar engancharte, porque una vez que tu mente cae en ese anzuelo, es casi imposible escapar de una inminente derrota mental. También cuidar aspectos como los festejos algo exagerados de algunos jugadores cuando aún no se gana; hay que bailar, cantar, beber (tú no Gil Mora), llorar y lo que quieran, cuando se levanta un trofeo, antes, me parece que puede generar desconcentración y a veces eso motiva a los rivales. Insisto, inteligencia emocional en todo momento, en la derrota y en las victorias.

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Si bien la eliminación caló bastante, la participación del Tri juvenil fue bastante positiva y permitió que algunos jugadores destacaran durante esta justa mundialista, ojalá sea suficiente para que en breve estos chicos puedan migrar a un mejor futbol que el nuestro, porque estas ventanas cada vez son más escasas.
En ese sentido, viene ahora la crítica al Tri mayor, la segunda gran decepción del pasado sábado, pero esta vez gran responsabilidad cae en el cuerpo técnico que a tan sólo nueve meses del debut mundialista en “nuestra” Copa del Mundo continúan experimentos como si tuviéramos una base de 60 jugadores seleccionables. Es por ello por lo que Javier Aguirre fue el más señalado después del baile colombiano que México se comió sin resistencia. En un breve lapso nuevamente queda retratado el futbol mexicano en su triste realidad, un futbol estancado, atado comercialmente a los intereses de unos cuantos, observando que otras naciones como Marruecos o precisamente los colombianos, muestran proyectos distintos o al menos facetas con mayor ambición y menos recursos como el futbol mexicano.
Tal vez la buena noticia es la cubetada helada que estas derrotas le dieron a la reventa y enfriaron la euforia por conseguir boletos para ver a México en el mundial. ¿Valen la pena 40 mil pesos o más por este futbol? Los famosos precios dinámicos que quieren inventar esta vez van a la baja.

