ENFOQUE MANUAL

Después de la tormenta, llega la….

Laura Garza<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Laura Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Las fuertes lluvias y el descontrol en los ríos es una escena que comienza a repetirse año tras año. No solo es el cambio climático, sino el exceso de construcciones en donde no debería de haber nada bloqueando el cauce del agua. 

Lo que hoy vivimos en México tras las lluvias de hace unos días, es similar a las escenas del año pasado en Valencia, España con el fenómeno metereológico DANA.

El aviso tardío o nulo a las comunidades más cercanas a los ríos, y después la avalancha interminable y todo poderosa que arrasó con todo sin ningún tipo de clemencia.

Allá fueron finalmente más de 200 personas muertas y decenas desaparecidas, acá en México van 70 muertos y otra cifra similar de desaparecidos. 

El total fueron 183 localidades afectadas entre Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla.

Las escenas de la gente entre el barro o lodo, basura y dolor son cada vez más. El trabajo que realizan distintos fotoperiodistas en la zona es bárbaro. En este casi muestro una de las imágenes de la cobertura que está realizando Héctor Quintanar desde Veracruz.

El dicho dice que “Después de la tormenta viene la calma”, pero en muchas comunidades no va la calma, la esperanza, ni mucho menos la ayuda.

Esta imagen de una de las tantas calles ya sin el paso del agua, con cajas, camas, tubos, basura revueltos de quién sabe quién, que vienen de quién sabe dónde y terminaron allí.

La tarea titánica de recoger, desinfectar, no enfermarse y recuperar lo más posible.

Después de la tormenta viene el caos, la basura ajena, las vidas revueltas de desconocidos que termina por ser propia, porque se impregna en la pared de la casa, en los pies, en las manos, en los olores y en la frustración propia de no saber cómo salir de allí. 

Las alarmas sonaron y nadie supo por qué. Los avisos los tuvieron unos cuantos. Todos dormían, o en su mayoría ni siquiera escucharon nada porque todo comenzó a partir de las 3 y 5am en donde la corriente azotó por donde pudo. 

Culpables o no culpables, la calma no llegará a esta calle que vemos en la imagen, ni a cientos de comunidades que quedaron al descubierto del poderío de la naturaleza, y de un río que se desbordó.

La vida material entre un olor a muerte, como una ironía de la vida.

Después de la tormenta, llega la…. │ Por Laura Garza
Después de la tormenta, llega la…. │ Por Laura Garza ı Foto: Especial
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