SOBRE LA MARCHA

T-MEC para rato (y Ebrard también)

Carlos Urdiales. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Carlos Urdiales. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

En un año, el gabinete económico del gobierno federal ha viajado 40 veces a Estados Unidos para negociar, aranceles y salvoconductos en una guerra comercial desatada por Donald Trump cuando, juró el cargo de Presidente por segunda ocasión el pasado 20 de enero.

Sus primeros nueve meses en el poder han trastocado la agenda global, las reglas en el intercambio de productos e insumos. Trump ha disparado tarifas tributarias hacia todos los países, regiones y bloques multinacionales.

Muros de impuestos a exportaciones erigidos sin atender más lógica que la suya, la del líder que asume que, todos hemos abusado de su país, todos aprovechando su vocación empresarial y capitalista.

Para la administración Sheinbaum el frenesí arancelario del principal socio comercial de México altero los calendarios conocidos y asumidos desde la ultima renovación del Tratado comercial México, Estados Unidos, Canadá, en 2020.

La revisión sexenal debía ocurrir en julio del próximo año, casi al finalizar la Copa FIFA de fútbol, el mundial T-MEC.

Sin embargo, esa reflexión trilateral sucede desde enero, una y otra ocurrencia, decreto y orden ejecutiva detonada por la Casa Blanca ha metido de cabeza al secretario de Economía, Marcelo Ebrard y su equipo a analizar, argumentar y defender los derechos y las obligaciones suscritas en un T-MEC vigente.

Justamente por toda la energía, perseverancia, firmeza, creatividad e institucionalidad que Ebrard y su jefa la presidenta Sheinbaum han invertido en el estratégico tema, es que el titular de Economía avisó en el Congreso, en el marco de su comparecencia ante legisladores y representantes populares, que la realidad, la integración productiva entre los tres socios, permiten afirmar con certeza que el T-MEC, a pesar de Trump y compañía, subsistirá más allá de este y el próximo año.

Las condiciones podrán muy probablemente ser distintas, pero en ese previsible contexto, lo que México y sus representantes conseguirán será lograr las mejores condiciones posibles para mantenernos como el socio más importante y necesario de Estados Unidos.

Hoy el 85 por ciento de nuestras exportaciones (de las ventas nacionales) tienen como destino la Unión Americana. Y así continuará ocurriendo. México va a ser el socio con el mejor trato impositivo y regulatorio. No por nada, sino porque interrumpir el flujo productivo y económico entre ambas naciones, es más complicado y sería más costoso que ajustar y continuar.

Los sustos, la incertidumbre y las reacciones proyectadas en el tipo de cambio peso-dólar, indicadores de crecimiento, niveles de inversión y proyectos regionales están asumidos, la moneda estadounidense rozando mínimos en un lustro y las aguas asentándose por donde uno se asome.

Cuando la revisión formal se procese en el próximo verano, el secretario Ebrard podrá reportarle a la presidenta el cumplimiento de la misión que llegó a lucir imposible.

Y entonces, la política y su vocación serán una vez más estelares en la toma de decisiones personales y partidistas. Para él y para la inquilina de Palacio Nacional. Entonces el 2030 será su próxima misión ¿posible?

Temas:
TE RECOMENDAMOS:
Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón