BAJO SOSPECHA

Noroña: es conveniencia, no solidaridad

Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

El senador Gerardo Fernández Noroña ha buscado una salida a todos sus escándalos, una forma de autoexilio, y ha pedido licencia apostándole a que, si está fuera del escenario un tiempo, la ciudadanía olvide las acusaciones por las que es señalado. Desde su casa de millones de pesos en un terreno ejidatario en Tepoztlán, hasta viajes millonarios en aviones privados.

Este martes 21 de octubre anunció que dejaría su escaño por nueve días para emprender un viaje a Palestina. Según él, se trata de una oferta hecha por el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. Dijo que su viaje será pagado a través de la aerolínea de Los Emiratos por la “solidaridad” que ha mostrado hacia la causa palestina.

En una conferencia de prensa, dijo que había ya pospuesto su viaje cuando era presidente del Senado, pero que ahora ya puede continuar con su agenda personal.

Fernández Noroña ha utilizado la causa del pueblo palestino como propia, pero la realidad es que lo está haciendo no como un apoyo real, sino para obtener ventajas personales, como siempre lo ha hecho.

En las últimas sesiones en el Senado hemos visto a Fernández Noroña con una kufiya, una especie de bufanda o pañuelo que hace referencia al movimiento a favor de Palestina, pero no lo hemos visto tomar las botas y una escoba para ayudar a sacar el lodo de las decenas de casas que quedaron bajo el lodo en Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro o San Luis Potosí.

¿Cuáles son las ventajas que obtiene Noroña al brindar su “apoyo” a Palestina?

Noroña ha recibido, según cuentan fuentes en el Senado, apoyos del gobierno de Maduro, fuerte aliado de Irán que hoy apoya a Palestina.

Irán busca ampliar su influencia en América Latina. Detrás de ese entramado se mueven recursos, armas y discursos que alimentan una nueva Guerra Fría.

El Gobierno de México, indirectamente, está involucrado en este entramado al ser un fuerte aliado del gobierno de Nicolás Maduro, mientras el presidente de Venezuela sigue financiando a algunos políticos y proyectos en México para fomentar sus alianzas.

SE NOS VA

El senador morenista Gerardo Fernández Noroña, en conferencia de prensa, el martes.
El senador morenista Gerardo Fernández Noroña, en conferencia de prensa, el martes. ı Foto: Cuartoscuro

Venezuela e Irán, dos países que están bajo sanciones y con regímenes autoritarios, han tejido en los últimos años una relación que va mucho más allá de lo económico. Y aunque su epicentro está a miles de kilómetros de México, esa conexión incluye a Palestina.

Irán y Venezuela tienen fuertes alianzas, y de ahí el apoyo a Palestina, un pueblo que ha quedado en medio controlado por su gobierno, los intereses de otros países y en donde su gente está viviendo en la mayor de las miserias.

La alianza entre Irán y Venezuela no se trata sólo de petróleo o de retórica ideológica. Son acuerdos militares, triangulación comercial y redes logísticas que se mueven en silencio por el Caribe y Sudamérica. Detrás de esa alianza también se esconden intereses políticos, financieros y, en algunos casos, delictivos.

Hace un par de meses el periodista Jorge Fernández Menéndez decía que México, Irán y Venezuela han desarrollado una cooperación cada vez más profunda. Vuelos directos entre Caracas y Teherán, intercambio de petróleo por tecnología, convenios de defensa y supuestas operaciones encubiertas, forman parte de ese mapa.

Y aunque México no participa directamente, la cercanía con Venezuela, política y geográfica, lo coloca en el radar. Nuestro país se encuentra en medio de una región donde confluyen intereses energéticos, rutas de narcotráfico y, ahora, alianzas ideológicas que desafían la influencia de Estados Unidos, por cierto, principal socio comercial de México.

Y en todo este esquema, hay que tener mucho cuidado, porque Irán no sólo busca socios económicos: también financia y apoya a grupos radicales, como Hamas y la Yihad Islámica Palestina.

Para el régimen iraní, Palestina es el símbolo perfecto para presentarse como el “defensor del islam” frente a Israel y Occidente. Pero detrás de esa causa religiosa hay un interés político muy claro: mantener viva una guerra constante que le da poder e influencia en Medio Oriente y más allá.

Y ahí vuelve a aparecer Venezuela. Maduro se ha declarado abiertamente del lado palestino y ha respaldado a Irán en los foros internacionales. Es una alianza política, pero también simbólica: el bloque de los “resistentes”, de los países que desafían a Estados Unidos.

Mientras Irán incrementa su influencia en Medio Oriente apoyando a Palestina, Venezuela actúa como su enlace en América Latina. Caracas es hoy el puente entre Teherán y gobiernos como Cuba, Nicaragua o Bolivia. Es el eje del bloque antioccidental que busca reposicionarse en la región.

Además, no nos engañemos, la alianza de Venezuela con Irán tiene además un componente económico clandestino. Con ambos países sancionados, el intercambio de oro, petróleo y recursos estratégicos se realiza muchas veces fuera de los canales formales.

Mientras tanto, el eje Venezuela con Irán está consolidando una estructura de poder paralela en el continente. Con su respaldo a Palestina, su discurso antioccidental y su relación con grupos ilegales, este bloque está a su vez desafiando a Estados Unidos. Lo hemos visto en estos días que han intensificado la movilización de equipo táctico al Mar Caribe, donde Estados Unidos trabaja para combatir el tráfico de drogas de Venezuela a su territorio.

En este contexto, intenta viajar Gerardo Fernández Noroña a Palestina, quien ha sido un defensor de Nicolás Maduro. No lo hace como un acto solidario, lo hace para hacer política, mantener alianzas y obtener beneficios personales.

Una política, por cierto, de mucho riesgo para México y su relación con Estados Unidos.

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Fernández Noroña dijo en su conferencia de prensa: “Salgo el día de mañana por la noche a Palestina y regreso el día 2 de noviembre”.

En su agenda está programada una reunión con autoridades de Emiratos Árabes, acudir a ver a autoridades palestinas, visitar asentamientos y recorrer Gaza.

Su primera escala, según Fernández Noroña, será Dubái, muy lejos de Gaza, a casi tres mil kilómetros.

Si usted busca un vuelo en Internet a esa ciudad de Emiratos Árabes con la aerolínea que dijo el senador, el costo de un vuelo redondo en clase económica está entre los 28 mil a los 35 mil pesos; en clase ejecutiva, el precio se eleva de los 110 mil a los 140 mil pesos, y en primera clase le estaría costando entre 539 mil a 655 mil pesos.

Además, viaja en calidad de senador, de representante del Gobierno mexicano, y según los lineamientos, estos viajes están prohibidos.

Está violando la Ley de Responsabilidades, que en sus lineamientos dice: “No utilizar su empleo, cargo o comisión para obtener algún beneficio, ni buscar o aceptar compensaciones, prestaciones, dádivas, obsequios y/o regalos”.

Mientras que el Código de Ética del Senado dice que recibir compensaciones, dádivas, obsequios o regalos de cualquier persona u organización compromete sus funciones.

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Javier Solórzano Zinser. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón