Mi piel no inaugura la angustia, el duelo, la exclusión. Hace siglos vigilan las costillas de la humanidad, según aprendo en la literatura.
Cuando no encajo me ayuda, por ejemplo, “La noche de los feos”, cuento del uruguayo Mario Benedetti, donde un hombre luce una “asquerosa marca junto a la boca”, fruto de “una quemadura feroz”. Al conocer a una chica que tiene un pómulo hundido, sin pudor se miran las fealdades. Él pregunta: “Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?... Admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita...”. “Sí”. “Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad de que usted y yo lleguemos a algo... algo como simplemente congeniar”. Los libros acompañan nuestras deformidades, emocionales y físicas. Revelan que tenemos compañía.
En ocasiones se vuelven salvavidas. Desde el campo de exterminio de Auschwitz, versos de La Divina Comedia le regalan a Primo Levi instantes de fuerza interior. Así sobrelleva la tortura, el hambre, la nieve, la sinrazón. Por otro lado en los años 30, cuando un tercio de España es analfabeta, la lexicóloga María Moliner impulsa bibliotecas ambulantes, convencida de que leer mejora la vida cotidiana, funda una soledad asociativa y ofrece más experiencias de las que nos tocan en suerte, la cita Andrés Neuman.
Hoy, cuando el español es atacado por algunos aquí, en Estados Unidos, nuestra lengua fomenta el arraigo personal, porque las vivencias de otros se espejean en las propias. Así se tejen redes. El maravillamiento de la lectura apuntala identidades y reafirma el orgullo que otros pisotean. Saborear en voz alta a Cristina Rivera Garza, Yuri Herrera, Valeria Luiselli, Álvaro Enrigue, Sylvia Aguilar Zéleny, Naief Yehya, Alaíde Ventura, quienes escriben desde aquí, es resistir sin violencia. Entender el lenguaje como vía de inclusión.
Voy más allá. Entre los personajes indispensables de Occidente está Eneas, náufrago en Cartago tras ser vencido en Troya. Irene Vallejo lo hace protagonista de El silbido del arquero y explica: “El corazón de esta novela es que quien abandona su tierra es probablemente constructor de nuevas realidades, porque la humanidad siempre ha forjado sociedades a través del mestizaje y el encuentro con las diferencias, no con la pureza que nunca ha existido en las comunidades humanas”. Necesitamos repetirlo. Hasta el cansancio repetirlo.
En la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM nos consta que la palabra escrita es terreno firme. Lo sabemos bajo la piel. Por eso en el sitio literatura.unam.mx y en nuestro canal de YouTube compartimos narrativa, ensayo y poesía de libre descarga en español, cursos gratuitos, capaces de forjar vínculos. Ojalá creemos comunidades lectoras en equipo. Ojalá aprendamos de ustedes a robustecer la historia en común. Ojalá crezcamos juntos nuestras raíces.
(Fragmentos de la conferencia de clausura de la IV Feria del Libro en Español, en la UNAM-San Antonio. Gracias, Paula de Gortari, por la invitación).