LA MALETA DEL CINE

¿El fin de la industria?

Javier Solórzano Casarín │ *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Javier Solórzano Casarín │ *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: Especial

El recién anuncio que sacudió al mundo, la adquisición de Warner Bros. por parte de Netflix, es sin duda un acontecimiento inédito, que rompe con todos los paradigmas de la industria del entretenimiento como la conocemos.

A principios del siglo XX, Hollywood se convirtió oficialmente en una municipalidad de California. Diez años después se transformó en la meca del cine universal.

En los primeros años de la década de los años 20, existían ocho estudios cinematográficos que dominaban la industria: Paramount, MGM, Warner Bros., 20th Century Fox, RKO, Universal, Columbia y United Artists.

RKO fue el primero en desaparecer. Fue declarado en bancarrota a finales de los años 50. Aun así, su corta trayectoria fue impresionante, produjo dos de los grandes clásicos del siglo XX: King Kong (1933), de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, y Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles.

Los otros siete han producido miles de películas a lo largo de la historia, muchas obras maestras y, bastantes, seguramente entre las favoritas de un sinfín de generaciones. United Artists cerró oficinas a finales de los años 80. Actualmente, 20th Century Fox le pertenece a la corporación Walt Disney; MGM es una subdivisión de Amazon Studios, y Columbia es parte del conglomerado de Sony Pictures. Los únicos estudios originales sobrevivientes, hasta ahora, del ecosistema desalmado del mundo corporativo que ha estado consumiendo vorazmente a la industria cinematográfica y televisiva son Paramount, Universal y Warner Bros.

La incertidumbre continúa. Netflix —el actual amo del universo en cuanto a suscripciones y lucro del consumo masivo en el entretenimiento digital— ofreció 82.7 mil millones de dólares para comprar a Warner Bros. La semana pasada Paramount hizo su propia oferta, todavía más tentadora, de 108.4 mil millones.

Warner Bros., no solamente es uno de los pioneros de Hollywood, es uno de los estudios que ha producido muchas de las grandes obras fílmicas del siglo XX y XXI; además de ser dueño de HBO Max, la televisora estadounidense que ha producido las mejores series de televisión en la memoria reciente. Yo sostendría que la adquisición de Warner Bros. es en términos artísticos, culturales, cinematográficos e históricos, casi casi invaluable.

Otra consecuencia, marcaría un contexto de monopolio absoluto en la industria y disminuirá la capacidad de poder producir películas y series de manera independiente y autónoma. No puedo opinar del tema en materia de finanzas o de negocios, pero sí puedo decir que en la faceta artística y cultural puede potencialmente ser un parteaguas que dañe permanentemente la diversidad, las voces independientes, las visiones autorales de una industria que, si de por sí, ya está inmersa en una tremenda crisis. Y el anhelo de muchos de nosotros, basado en una experiencia real no ilusoria, de la oportunidad de ver el cine en el cine. Algo que a Netflix le importa poco o nada.

Les recomiendo la serie El estudio, de Apple TV. A modo profético y con un gran sentido del humor, retrata justo lo que está sucediendo en Hollywood en este momento, y es tanto hilarante como aterrador.

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