A partir de la salida de Gertz Manero se abrió una ola de especulación sobre un posible reacomodo en el gabinete presidencial, leído como el tránsito de un equipo heredado del obradorismo hacia uno de más confianza de la Presidenta.
En los últimos días, columnistas y medios han intensificado versiones sobre una eventual reconfiguración del gabinete de Claudia Sheinbaum. A pesar de que la Presidenta ha reiterado que no hay cambios inmediatos y que todo el gabinete está en evaluación, se ha difundido de forma amplia un buen número de posibles cambios en el gabinete. Las especulaciones por columnistas y medios señalan lo siguiente:
En la Consejería Jurídica se comentaba que el espacio dejado por Ernestina Godoy podría abrir la puerta a Arturo Zaldívar, no obstante, apenas esta semana la Presidenta anunció a Esthela Damián al frente. En la SEP, Mario Delgado es señalado como perfil en revisión y aspirante a la gubernatura de Colima, mientras se menciona a César Yáñez como eventual relevo. En Agricultura se habla de un posible relevo de Julio Berdegué, con Leonel Cota Montaño como opción interna y, en versiones previas, Alicia Bárcena. En Relaciones Exteriores, la licencia de Juan Ramón de la Fuente reactivó especulaciones ante la revisión del T-MEC, con Roberto Velasco como opción de continuidad o el regreso de Ebrard a la Cancillería. También se ha especulado sobre la salida de Emilia Calleja al frente de la CFE y la posible llegada del subsecretario de Electricidad, Juan Antonio Rojas, lo cual se suma a los rumores de que Luz Elena González, hoy secretaria de Energía, podría pasar a ocupar la Secretaría de Hacienda en sustitución de Édgar Amador.

Importante reconocimiento a la SHCP
De concretarse algunos de estos cambios, las implicaciones serían múltiples. En el plano institucional, una reconfiguración permitiría ajustar coordinación, tiempos y control de forma transversal en los distintos equipos del gabinete. En el plano político, los cambios funcionarían como mensaje de autoridad presidencial, delimitando lealtades y cerrando la etapa de equilibrios heredados. En el plano partidista, los movimientos pueden ordenar aspiraciones, liberar perfiles hacia candidaturas y reforzar la maquinaria territorial de Morena y sus aliados.
El 2026 es clave para que la Presidenta consolide la coalición que la acompañará al final de su mandato. En las intermedias de 2027 estarán en juego la Cámara de Diputados, 17 gubernaturas, 31 congresos locales, 680 presidencias municipales y las alcaldías de la Ciudad de México, el proceso empieza el próximo año y las fichas ya deben estar acomodadas. Además, el Gobierno ya superó su etapa joven y se aproxima a la consolidación de su poder en un entorno económico poco dinámico, con la seguridad como principal preocupación de empresarios, sociedad y gobiernos y una relación complicada con Estados Unidos de cara a la revisión del T-MEC.
La responsabilidad de lo que ocurra, el costo y la recompensa, se los lleva su gobierno, que disfrutará, por lo menos, de un año y medio más de mayorías calificadas en Diputados.
Ésta es la última columna de este año. Deseo unas felices fiestas a todos mis lectores y al equipo de La Razón.

