El pasado lunes 15 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró al fentanilo como un “arma de destrucción masiva”. La elevó a la categoría de las armas químicas, biológicas y nucleares.
Cuando Trump llama al fentanilo “un arma nuclear”, busca equiparar su impacto mortal con el de un arma de destrucción masiva para justificar medidas extremas, como lo ha hecho ya al señalar a los cárteles de la droga como terroristas.
Etiquetar a los cárteles como terroristas significaría que EU se podría sentir facultado para actuar dentro de México para “contrarrestar” a esos grupos bajo parámetros de seguridad nacional; lo mismo sucede al equiparar al fentanilo como arma de destrucción masiva. La declaración presidencial abre la puerta a políticas más duras: militarización, designación de cárteles como terroristas, sanciones internacionales y mayor presión sobre México. Es un lenguaje de guerra con consecuencias políticas y legales indirectas.

Importante reconocimiento a la SHCP
Este opioide sintético es señalado por el propio presidente estadounidense como culpable de la crisis sanitaria debido al incremento de personas adictas, de casos de sobredosis y la muerte de miles de personas; incluso, Trump dijo desde la Oficina Oval: “Ninguna bomba causa el daño que esto está haciendo: entre 200 mil y 300 mil personas mueren cada año, que sepamos”.
El decreto representa un escalamiento estratégico que rompe con la distinción tradicional entre crimen organizado y amenaza a la seguridad nacional. El presidente de EU puede justificar sus acciones militares fuera de su territorio, con operaciones más agresivas en territorios extranjeros.
Se esperaría que, con esta declaratoria, EU intensifique sus acciones militares contra los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que incluso incluya ataques dentro del propio territorio mexicano, pero la realidad es que esto no podría suceder y muchas de las posibles acciones ya están implementadas.
Algo muy complejo, pues si bien en su ley señala como terrorismo y una vulneración a su seguridad a los cárteles de la droga, y ahora al fentanilo, podría hacer ataques directos a puntos estratégicos en México, para el Gobierno mexicano esto sería una vulneración a la soberanía de nuestro país.
Y es que, poniendo al fentanilo a la par de un arma de destrucción masiva, Trump tiene permitido un mayor involucramiento del Departamento de Defensa, el de Estado y el del Tesoro para que puedan ampliar las Leyes de Emergencia Económica y Sanciones e, implementar herramientas fiscales y sanciones contra las naciones o grupos involucrados, directa o indirectamente, en la fabricación del fentanilo.
El Departamento de Estado tiene facultades para endurecer las reglas para otorgar la visa a personas y familiares que estén señalados de pertenecer a alguna red que trafique el fentanilo. También puede usar los mismos equipos de inteligencia que en el combate contra otras armas de destrucción masiva.
EL DAÑO

Además, EU está en posición de ejercer presión sobre socios comerciales con el argumento del combate al tráfico de esta droga, como ya lo hace actualmente contra México, Canadá y China, a quienes acusa, de manera constante, de ser los responsables de que el fentanilo llegue a los ciudadanos estadounidenses.
México es el principal productor de fentanilo, ése que llega a EU y está matando a cientos de personas. Para hacerlo se utilizan precursores químicos de China. Es un problema de los tres países y EU le ha estado reclamando a China y a México por esta droga.
En EU, desde hace tiempo, legisladores han pedido declarar terroristas a los cárteles mexicanos e incluso algunos han propuesto una intervención militar en nuestro territorio para acabar con el tráfico de fentanilo, algo que había descartado la Casa Blanca argumentando que respeta la soberanía de México. Pero el tema existe y ahora es el presidente Trump quien no sólo ha señalado a los cárteles de la droga de ser terroristas, sino al fentanilo como arma de destrucción masiva.
La situación entre China y EU es cada día más tensa. Se ha venido desatando una guerra comercial y ahora un reclamo importante por la fabricación de estos precursores químicos con los que se hacen las drogas.
México es un puente entre estos dos poderosos países, donde los cárteles mexicanos están haciendo y traficando el fentanilo.
En junio del próximo año viene una revisión del Tratado Comercial de América del Norte, el T-MEC, y parece que ahí es donde Trump va a ejercer presión para que México y Canadá intensifiquen sus acciones en contra del tráfico de fentanilo.
También tendrían que perseguir en EU de una forma mucho más intensa a los distribuidores de fentanilo. También allá hay socios de los narcos mexicanos. Mientras tanto, en México se ha minimizado la clasificación del fentanilo como arma de destrucción masiva.
La postura del Gobierno mexicano, dijo la Presidenta Claudia Sheinbaum, es “no permitir el intervencionismo para hacerle frente a los grupos criminales que producen y comercializan estas drogas”.
Declarar al fentanilo como arma de destrucción masiva es un cambio de paradigma que tensiona la relación entre México y EU. Bajo ese discurso, Trump amplía su margen de presión política, económica y de seguridad.
Por lo pronto, México tiene que combatir a los fabricantes y distribuidores de fentanilo para que Estados Unidos no intente hacerlo.
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¿QUÉ HACE el fentanilo ilegal en el organismo de los seres humanos? ¿Por qué miles de personas deambulan por las calles y por momentos su mirada está perdida en la nada, babean o incluso terminan en el suelo, con convulsiones?
El fentanilo legal y controlado es un éxito en las cirugías cuando se tiene que anestesiar a un paciente, pero el fentanilo ilegal y sin control puede matar en segundos.
Tener un adicto al fentanilo en la familia es muy difícil de manejar, por eso, la gran mayoría de los consumidores son abandonados a su suerte. Muchas veces viven y duermen en tiendas de campaña improvisadas, porque sus familiares los han abandonado por las secuelas de consumir opioides. Los adictos prefieren gastar el poco dinero que consiguen en droga, en lugar de alimentos; saben que el hambre se va en cuanto tienen una dosis en sus venas.
Los adictos dejan todo con tal de conseguir los efectos de la droga, como felicidad extrema y aletargamiento, aunque el efecto placentero dure sólo minutos y después vienen los efectos del consumo. Náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, depresión, paro respiratorio, pérdida del conocimiento y llegar a quedar en coma, son algunas de las consecuencias de esta droga.
El fentanilo en el mercado negro lo pueden conseguir con un traficante, en redes sociales o por Internet; éste es el tráfico ilegal que involucra a cárteles mexicanos de la droga que han apostado por cuantiosas ganancias, con una menor inversión y proceso de fabricación.
En las calles suele venderse bajo la apariencia de heroína o de medicamentos sujetos a prescripción médica, como la oxicodona.
Las pastillas generalmente son azules o blancas con una letra “m”, pero la tendencia es probar las llamadas pastillas “arcoíris”, que ya vienen mezcladas con otras drogas, como heroína, cocaína o metanfetaminas, una combinación letal que ha provocado las más de 100 mil muertes en el último año en EU.

