Vapear es una conducta dañina, pero, por no violar derechos, no es delictiva, razón por la cual no debería, ni prohibirse, ni castigarse, la producción, oferta y venta de vapeadores, prohibición y castigo que en México están vigentes.
No estoy a favor de que la gente se haga daño a sí misma, pero sí en contra de que el gobierno lo prohíba y castigue, prohibición que (la historia está llena de ejemplos) resulta ineficaz (no se logra el objetivo), y contraproducente (se incentivan, y por lo tanto multiplican, las conductas prohibidas y sancionadas), de entrada, porque el gobierno viola el derecho al ejercicio de la libertad individual y al uso de la propiedad privada.
La prohibición es ineficaz porque, mientras los consumidores estén dispuestos a pagar el precio al cual el oferente está dispuesto a proveerlos, precio que tendrá que ser lo suficientemente elevado para compensarlo por el riesgo de realizar una actividad ilegal, prohibida y sancionada por la ley, habrá oferta. Si hay demanda habrá oferta y, como la demanda de vapeadores es inelástica (por más que aumente el precio los vapeadores no renunciarán al vapeo), seguirá habiendo demanda y los oferentes cobrarán un precio cercano al máximo que los compradores están dispuestos a pagar. A los oferentes les conviene la prohibición porque no se reduce la cantidad demandada y porque cobran un precio mayor.
Pero además de ineficaz la prohibición resulta contraproducente porque, dado que no se reduce la cantidad demandada, y dado que aumenta el precio, aumentan los ingresos de los oferentes y, si sus costos se mantienen constantes, también se incrementan sus ganancias, lo cual los incentiva a promover más agresivamente su producto, para conseguir más clientes (enganchar nuevos adictos), contando con la ventaja de que lo prohibido atrae más que lo permitido, aunque sólo sea por el afán de llevar la contraria, de desafiar una prohibición gubernamental.
La legítima tarea del gobierno, a la que debería limitarse, es: (i) prohibir que se violen derechos; (ii) evitar, en la medida de su capacidad, que nunca será suficiente, la violación de derechos, la comisión de delitos; (iii) castigar y obligar a resarcir a los delincuentes, a quienes violen derechos, todo lo cual está relacionado con la justicia, la virtud que consiste en respetar los derechos de los demás.
No es legítima tarea del gobierno, razón por la cual no debería realizarla: (i) prohibir el intercambio comercial entre compradores y vendedores (en este caso de vapeadores); (ii) prohibir y castigar la producción, distribución, oferta y venta de bienes, por más que su consumo sea dañino (en este caso vapeadores); (iii) prohibir la demanda, compra y consumo de bienes, por más que su consumo resulte perjudicial (en este caso de vapeadores).
No son legítimas tareas del gobierno, motivo por el cual no debería realizarlas: (i) prohibir hacernos daño y castigarnos si nos lo hacemos; (ii) obligarnos a hacernos el bien y castigarnos si no nos lo hacemos; (iii) obligarnos a hacerle el bien a otros y castigarnos si no lo hacemos.
Prohibir la oferta de vapeadores, con el fin de no dañarnos, es una buena intención, ¡con pésimos resultados!, que puede dar origen a los traficantes de vapeadores, en el sentido criminal del término, como lo tiene el término narcotraficante.