Arturo Damm Arnal

Condiciones laborales: ¿Cómo mejorarlas?

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En mayo, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, 1,932,114 de personas estuvieron desempleadas, buscaron trabajado y no lo encontraron, mientras que 7,332,807 estuvieron desempleadas y no buscaron trabajo, convencidas de que no lo encantararían, por lo que, si les hubiera ofrecido uno, lo hubieran aceptado. En total suman 9,264,921.

En mayo, conforme a la misma encuesta, el 30.5 por ciento de la población ocupada (17,429,464 de personas), se encontró en condiciones críticas de ocupación, trabajando menos de 35 horas semanales, o trabajando más de 35 y ganando hasta un salario mínimo (172.87 pesos diarios), o trabajando más de 40 y ganando hasta dos salarios mínimos (345.74 pesos diarios). Una de cada tres.

También en mayo, según la misma encuesta, el 75.6 por ciento de la población ocupada (43,197,804 de personas), ganó hasta tres salarios mínimos (518.61pesos diarios). Tres de cada cuatro.

En México el reto laboral es doble: más creación de empleos y mayor generación de ingresos, condiciones necesarias para elevar el bienestar de las personas, que debe depender del trabajo propio, no de las dádivas otorgadas por el gobierno. ¿Cómo superarlo? Con mayor productividad y más inversiones directas.

Para que una persona consiga empleo se necesita que sea mínimamente productiva, capaz de producir. Para que eleve su ingreso se requiere, a manera de condición necesaria, más no suficiente, que sea más productiva, capaz de producir más con menos.

Una mayor productividad es condición necesaria, pero no suficiente, para que aumente el ingreso del trabajador, porque el ingreso del trabajador, que es el precio de su trabajo, como todo precio, se determina por la relación entre la oferta y la demanda de trabajo en cada mercado laboral, lo cual quiere decir que, al margen de los aumentos en la productividad, si la demanda de trabajo de parte de los empleadores es menor que su oferta de parte de los trabajadores, los ingresos bajarán, y si la demanda de trabajo de parte de los empleadores es mayor que su oferta de parte de los trabajadores, los ingresos subirán.

En todo esto, además de la productividad, juega un papel importante la inversión directa, destinada a la producción de bienes y servicios, a la creación de empleos (para producir alguien debe trabajar), y a la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga), de tal manera que, supuesta la productividad y sus mejoras, la cantidad de inversión directa debe ser tal que la demanda de trabajo de parte de los empleadores sea mayor que su oferta de parte de las trabajadores, lo cual (por aquello de las leyes de la oferta y la demanda, en sus versiones invertidas), aumenta los ingresos de los trabajadores.

En México el reto es de productividad e inversiones directas. Según datos del INEGI, durante el primer trimestre del año, comparando con el mismo trimestre del año anterior, la productividad laboral, medida con base en horas trabajadas, bajó 5.1 por ciento, y el nivel de la inversión directa, medida por instalaciones, maquinaria y equipo, en marzo, fue similar al nivel de enero de 2011. Caída en la productividad, retroceso en las inversiones directas.

El reto que enfrentamos en México en materia de laboral es el de más empleos y mayores ingresos, para lo cual se requiere mayor productividad y más inversiones directas.