Arturo Damm Arnal

Liberalismo (5/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Si por ideología entendemos una idea preconcebida de cómo debe organizarse la sociedad, y de cómo, por la buena o por la mala, deben comportarse las personas para lograrlo, el liberalismo no es una ideología sino un principio de conducta: Respetando los derechos de los demás, y asumiendo el riesgo y la responsabilidad, haz lo que quieras.

Respetando la libertad individual y la propiedad privada, ¿cuál es la única conducta que debe prohibirse? La que viola derechos. ¿Cuál la única que debe castigarse? La que viola derechos. ¿Cuál la única por la que debe obligarse a resarcir? La que viola derechos.

La única idea preconcebida de cómo debe comportarse la persona, por las buenas o por las malas, debe ser ésta: Respetando los derechos de los demás, y asumiendo el riesgo y la responsabilidad, haz lo que quieras. Es una idea preconcebida de cómo deben comportarse las personas para lograr la justicia, pero no de cómo debe organizarse la sociedad.

En el Estado de Justicia, que corresponde al liberalismo, no hay un proyecto de nación, sino una nación en la cual cada quien, respetando los derechos de los demás, y sin ningún privilegio gubernamental, puede intentar realizar sus proyectos, con la única condición de que no viole derechos de terceros, lo que da como resultado la mayor cantidad de proyectos posibles, en ámbitos que van desde lo económico hasta lo social, sin olvidar lo político, proyectos políticos que, si han de respetarse los derechos, solo serán los del gobierno gobierno, no los del gobierno ángel de la guarda, que viola sobre todo el derecho a la libertad individual; no los del gobierno hada madrina, que ante todo viola el derecho a la propiedad privada.

En el ámbito de la economía el liberalismo es economía de mercado en el sentido institucional del término, en la cual los derechos de los agentes económicos, a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir; y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y sobre los ingresos necesarios para poder demandar, comprar y consumir, están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados. En tales economías habrá tantos proyectos de producción, oferta y venta de bienes y servicios como demanda, compra y consumo haya para cada uno (lo cual quiere decir que los consumidores, comprando o dejando de comprar, deciden qué se produce y qué se ofrece), economía de mercado en el sentido institucional del término que implica que, mientras los oferentes respeten el derecho de los demandantes a recibir en tiempo y forma la mercancía comprada, y los demandantes respeten el derecho de los oferentes a recibir, en forma y tiempo, el pago por la mercancía vendida, y asumiendo cada uno sus riesgos y responsabilidades, cada cual podrá hacer lo que quiera, sin que el gobierno pretenda planear, conducir, coordinar y orientar sus actividades económicas, desde la producción hasta el consumo.

El liberalismo, parafraseando a los fisiócratas, y respetando los derechos de los demás, es laissez faire (dejar hacer: libertad individual) y laissez avoir (dejar poseer: propiedad privada). Es libertad individual, propiedad privada y, ¡muy importante!, responsabilidad personal.