Arturo Damm Arnal

Pobreza: causa y efecto

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Según el reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social sobre pobreza laboral, condición en la que se encuentran los trabajadores que no generan un ingreso suficiente para comprar la canasta básica alimentaria, durante el segundo trimestre del año se encontró en tal situación el 38.3 por ciento de los trabajadores.

La pobreza laboral tiene que ver con la causa de la pobreza, que es la incapacidad de los pobres para, generando ingreso suficiente con su trabajo, poder satisfacer por lo menos, con la compra de bienes y servicios, sus necesidades básicas.

El efecto de la pobreza es la insuficiente disposición de satisfactores, que por lo general, sobre todo de parte de los pobretólogos, los estudiosos de la pobreza, se confunde con su causa, lo que es un grave error porque, si para eliminar el efecto hay que eliminar la causa, y si se confunde el efecto con la causa, y si solo se actúa sobre el primero, en el mejor de los casos lo único que se logra es aliviar el efecto sin eliminar su causa, tal y como sucede cuando el gobierno redistribuye el ingreso, desde quienes generan más, cobrándoles impuestos, hacia quienes generan menos, otorgándoles subsidios.

Supongamos que, por obra y gracia de la redistribución del ingreso, X cuenta con todos los bienes y servicios necesarios para satisfacer sus necesidades básicas, redistribución del ingreso que alivió el efecto de su pobreza: la insuficiente disposición de satisfactores. Pero si solo se alivió el efecto de la pobreza (la insuficiente disposición de bienes y servicios), y no se eliminó su causa (la insuficiente generación de ingreso), ¿podemos decir, con un mínimo de realismo, que se eliminó la pobreza?

X sigue sin generar, gracias a su trabajo, ingreso suficiente, pero, gracias al ingreso generado por alguien más, y que el gobierno redistribuyó a su favor, cuenta con los bienes y servicios necesarios para poder satisfacer sus necesidades básicas. Alguien podría decir, como dicen muchos pobretólogos, que gracias a la redistribución del ingreso X superó la pobreza. Pero si no es capaz de generar, trabajando, ingreso suficiente, ¿realmente la superó?

¿Qué pasaría con el bienestar de X, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que dispone, la mayoría de los cuales tiene que comprar, para lo cual debe pagar un precio, para lo cual debe generar ingreso suficiente, si el gobierno dejara de redistribuir a su favor y, dicho sea de paso, en contra de quien le quita? Volvería a padecer los efectos de la pobreza, la insuficiente disposición de satisfactores, porque la redistribución del ingreso lo único que logró fue aliviar los efectos de la pobreza, pero no eliminar su causa.

Si la pobreza se define como la incapacidad para, gracias al trabajo propio, generar ingreso suficiente para satisfacer correctamente las necesidades básicas, mientras no se supere esa incapacidad, por más que se alivien sus efectos, seguirá habiendo pobreza. ¿Qué se requiere para superarla? Que aumente la productividad del trabajador, para lo cual se necesita más y mejor capital humano, y que la demanda de trabajo de los empleadores sea mayor que la oferta de los trabajadores, para lo cual se necesitan más inversiones directas.