Arturo Vieyra

Avance económico limitado

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los buenos resultados del primer trimestre del año de una serie de indicadores económicos recientemente publicados dan oxígeno a la perspectiva de crecimiento para este año. Efectivamente, constituyen un pequeño bálsamo frente al continuo pesimismo que generan la alta inflación local y mundial y el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania.

En efecto, la lectura de los indicadores de coyuntura arroja un saldo positivo. Comenzando por el dato oportuno de crecimiento del PIB, el Inegi reporta que crece la economía durante el primer trimestre, ello a pesar del impacto del Covid en enero. El avance del PIB de 0.9% respecto al trimestre previo (con cifras ajustadas por estacionalidad) viene después del estancamiento productivo del final del año pasado. Destaca que tanto la industria como los servicios mostraron mejor desempeño.

Además, es plausible una aceleración de la actividad económica, los resultados oportunos del PIB implican, acorde con estimaciones propias, una aceleración del IGAE (proxy mensual del PIB) durante marzo de alrededor del 0.8% mensual después de un nulo crecimiento en febrero.

En segundo lugar, cifras de comercio exterior corroboran mejor desempeño en marzo tanto de la demanda externa como interna. Se alcanzó el máximo histórico mensual en exportaciones e importaciones. Los montos de exportaciones e importaciones mantienen una tendencia ascendente, y en ambos casos los niveles de comercio han superado sensiblemente los niveles previos a la crisis. La noticia es que sigue la economía de Estados Unidos en expansión y con ello el arrastre sobre la nuestra, además de que los indicadores de consumo e inversión dieron señales más claras de reactivación.

En tercer lugar, agrupo dos elementos que dan fortaleza al consumo de las familias: (1) los buenos resultados en remesas que medidas en dólares mantuvieron un avance de dos dígitos en marzo; y (2) el gasto gubernamental en protección social creció en el primer trimestre 16.4% anual en términos reales, ello a pesar de que persiste la política de austeridad de la actual administración (el gasto programable se redujo 2.2% anual).

Finalmente, los datos del mercado laboral reflejan un balance mixto. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), durante marzo continuó la expansión del empleo. Se crearon 566 mil empleos respecto a febrero y 2.8 millones respecto al año pasado. La tasa de desempleo se redujo hasta 3.0%, el menor niveles desde iniciada la crisis. La parte negativa proviene del hecho de que la fuente de mayor generación de empleo está focalizada en el mercado informal. La tasa de informalidad alcanzó el 55.8% de los 56.6 millones de trabajadores mexicanos. Con ello, la población que trabaja “en condiciones críticas” continúa en ascenso. Más empleos, pero de menor calidad.

Desde mi punto de vista, la lectura de los indicadores mencionados fortalece la perspectiva de que, es plausible para la economía mexicana alcanzar en este año un crecimiento económico de 2.0%. Obviamente, nada que presumir, los rezagos son importantes (con ese crecimiento el nivel del PIB todavía quedará por debajo de los niveles previos a la crisis) y exigen mucho mayor esfuerzo; no obstante, pocas veces en la historia económica del país las condiciones externas e internas presentan un tan alto grado de incertidumbre como ahora.