Bibiana Belsasso

A 10 años de Hugo Chávez

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Se están cumpliendo 10 años de la muerte de Hugo Chávez Frías, un personaje profundamente controvertido, que fue quien impulso la política de populismo de izquierda, de la nueva generación que tanto se ha expandido en América Latina.

Fue un 5 de marzo de 2013, cuando a las 4:25 de la tarde, se informó de la muerte de Hugo Chávez, quien falleció muy joven, a los 57 años. Llevaba dos años luchando contra un cáncer y su estado de salud se mantuvo hermético, poco se sabía de cómo se encontraba el líder venezolano, salvo algunos viajes a Cuba para tratamientos médicos.

Venezuela tiene un antes y un después de Hugo Chávez. Al inicio de su gobierno, Venezuela se encontraba en abundancia, el precio por barril de petróleo estaba muy alto, lo cual le facilitó gobernar y buscar aliados, dándoles mucho dinero, como a Cuba y Nicaragua. También apoyó económicamente, pero en menor medida, a Brasil, Argentina y Perú.

Con una facilidad de palabra como pocos, logró encantar a su pueblo diciéndoles lo que querían escuchar.

En el camino fue desplazando a los empresarios y medios de comunicación que lo habían llevado al poder. También destruyó el sistema de partidos políticos para tener mayor poder y control electoral.

Cuando Chávez llega al poder, la gente estaba harta de la corrupción de gobiernos pasados, y ese discurso le funcionó de manera extraordinaria porque prometía justicia.

Hugo Chávez llega al poder en 1998, cuando ganó las elecciones con un holgado margen de más del 55% de las preferencias.

Entre sus primeras acciones estuvo el cambio de la Constitución, vigente desde 1961. Ya con las modificaciones, pudo reelegirse en más de una ocasión y comenzó una era de la abundancia inimaginable en ese momento para los venezolanos, y para ello tuvo como base el petróleo.

Chávez modificó la manera de hacer política. A los más pobres les dio ayudas sociales, los hizo sentir que contaba con ellos y los involucró en su discurso para mantenerlos de su lado.

En 2005, la UNESCO declaró a Venezuela territorio libre de analfabetismo en un hito aún recordado en el mundo: en menos de 10 años logró alfabetizar a 95.2% de la población que no tenía ningún tipo de instrucción.

Durante su gobierno, la extrema pobreza se redujo de 62.1% a 31.9% entre 2003 y 2011, según datos del Banco Mundial.

Implementó el control de divisas, algo que se creó en los años 80, pero que Chávez retomó y consolidó; a ello, sumó el control de precios para frenar la inflación y hacer la “transición al socialismo”.

Los ingresos petroleros permitieron a Venezuela aumentar sus reservas internacionales, que alcanzaron su nivel máximo en 2008, cuando se ubicaron en 43 mil 127 millones de dólares.

Fieles a su líder

Simpatizantes de Hugo Chávez participaron en la conmemoración del 10o aniversario de su fallecimiento, el pasado 5 de marzo.
Simpatizantes de Hugo Chávez participaron en la conmemoración del 10o aniversario de su fallecimiento, el pasado 5 de marzo.Foto: AP

Chávez se erigió como líder hemisférico y regional, pues era el primero que acudía a la región si había una catástrofe y daba dinero.

Pero pronto todo se derrumbó. El precio de petróleo cayó y Venezuela empezó a tener una crisis que nunca imaginó. El país empezó a ir en picada, al mismo tiempo que Hugo Chávez comenzó una lucha contra el cáncer, la enfermedad que intentó ocultar. Fue un año en el que hubo elecciones legislativas y que redujeron la mayoría chavista en el Congreso. Con esa prisa, se terminaron de destruir las instituciones independientes.

Los partidarios del entonces presidente Chávez se apresuraron a reformar la ley que regula el proceso de designación de magistrados y a renovar la conformación del Tribunal Supremo de Justicia, con miembros afines al gobierno, antes de que los legisladores de la oposición pudieran ocupar sus bancadas.

La mayoría chavista en la Asamblea Nacional modificó la Ley de Responsabilidad Social de 2004, para que las restricciones existentes a la libertad de expresión se apliquen también a Internet. También agregó nuevas restricciones, incluyendo la prohibición de transmitir mensajes que “fomenten zozobra en la ciudadanía o alteren el orden público”.

Y su gobierno rechazó la autoridad de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los mecanismos externos más importantes para procurar reparar abusos.

Desde ahí los empresarios importantes salieron de Venezuela; ya eran perseguidos, al igual que los dueños de medios de comunicación y comunicadores. Dejó de existir la libertad de expresión y los opositores eran perseguidos y encarcelados.

Los presos políticos aumentaron hasta entre civiles y militares, y se perdieron alianzas en la región, pues de pasar a buscar el liderazgo, con Maduro las salidas de Venezuela se redujeron.

En medio de su convalecencia, Chávez envió un mensaje a los venezolanos para que apoyaran a Nicolás Maduro, quien en ese momento era su vicepresidente.

El rumbo del país sudamericano cambió de la mano de Maduro. Atrás quedaron esos años de abundancia y comenzó la espiral de decadencia, que hasta hoy mantiene sumergidos a 28.4 millones de venezolanos, sin contar a otros siete millones que tuvieron que abandonar el territorio.

La economía comenzó a sufrir un fuerte deterioro en 2013, año en que murió Chávez, y redujo su tamaño hasta en un 80 por ciento. Actualmente mantiene deudas con China y Rusia.

Según estima el Fondo Monetario Internacional, Venezuela vivió en 2018 su tercer año consecutivo con una reducción superior al 10 por ciento de su Producto Interno Bruto. Y vivió una hiperinflación de cinco años.

Nicolás Maduro, que al principio de su mandato se apoyó incansablemente en la imagen de Hugo Chávez, llegó incluso a decir que “se le aparecía un pajarito que era el espíritu de su antecesor para decirle qué hacer”. Hoy, ha hecho todo para borrar la imagen de Chávez.

Actualmente, pese a la descomposición, Hugo Chávez sigue siendo valorado positivamente por al menos la mitad de los venezolanos, según encuestadoras. El gobierno de Maduro lo incorpora a su discurso de forma constante, aunque sus acciones contradigan decisiones que tomó el líder bolivariano.

Las imágenes de Chávez y las calles con su nombre han sido borradas. Murió joven y no llegó a ver la destrucción de su país que él mismo propició.

Desde su muerte, hace 10 años, Venezuela está sumergida en una espiral de pobreza y desigualdad. Las pocas imágenes que se logran ver, porque hay una censura enorme, es de gente comiendo muchas veces de la basura y desechos, porque no hay insumos. Las pocas tiendas de autoservicio no tienen mercancía, y la escasez de medicamentos es terrible.

Hoy, Venezuela está aislada de la región y del mundo, sobreviviendo con algunas alianzas, que más allá de la caridad, la mantienen de su lado por cuestiones geopolíticas o por las deudas que acumuló.

Y en ese país donde la democracia no existe, que Maduro deje de gobernar y que mejore la calidad de vida de los venezolanos que aún quedan en su país, se ve como un futuro muy lejano.