Bibiana Belsasso

¿Un Ayotzinapa oaxaqueño?

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana Belsasso
Por:

Esta semana ha sido muy difícil para Oaxaca: el sismo de magnitud 7.4, cuyo epicentro fue en el municipio de Crucecita, dejó muertos y daños.

Son 21 los municipios afectados y más de dos mil inmuebles, así como 15 hospitales y unidades de salud dañados.

Pero muy cerca del epicentro del sismo está San Mateo del Mar, Oaxaca, donde se registró otra tragedia, que aparentemente se diluyó en los medios de comunicación por el temblor, pero la situación es gravísima. Trece hombres y dos mujeres fueron torturados y quemados vivos la noche del domingo y madrugada del lunes.

No hay detenidos. Las versiones sobre el origen de la violencia no coinciden, pero lo único cierto es que, a cinco días de los brutales hechos violentos en la comunidad de Huazantlán del Río, agencia municipal de San Mateo del Mar, Oaxaca, lo que sí hay, son más muertos.

El pasado miércoles fueron localizados los cuerpos de dos personas que habían sido reportadas como desaparecidas.

Fueron los propios pobladores quienes los hallaron a las afueras de la comunidad de Huazantlán del Río. Aún se busca a un número no determinado de personas que permanecen desaparecidas y mientras tanto, familiares de las víctimas libraban otras batallas para poder enterrar a sus seres queridos.

Unos denunciaban demoras en la entrega de cadáveres, pero otros tuvieron que esperar a que las autoridades de las secretarías de Seguridad Pública y General del Gobierno del Estado lograran llegar a un acuerdo con algunos pobladores, que impedían el acceso al panteón municipal de la comunidad indígena ikoot.

Según este grupo de autoridades comunitarias a las que se les conoce como Unión de Agencias y Comunidades Ikoots (UACI), negaban el acceso de los fallecidos al considerarlos como “traidores”.

El grupo había ordenado no abrir la iglesia ni los panteones, además de amenazar a los rezadores de la comunidad para que no realizaran los ritos funerarios.

Se dijo que esta masacre, que es considerada como una de las más brutales que se han registrado en Oaxaca, tiene su origen en la elección presidencial a la alcaldía de San Mateo del Mar, ya que estuvo plagada de irregularidades y episodios de violencia, por lo que un sector de la población desconoció al munícipe electo, creando así un gobierno paralelo en Huazantlán del Río.

Incluso el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador apoyó esta versión, al atribuir la matanza a una “confrontación por el gobierno municipal; por un lado son pobladores de la cabecera municipal y pobladores de comunidades. Suele pasar que en los ayuntamientos, cuando hay elecciones y queda de presidente municipal alguien de la cabecera municipal, hay el malestar de las comunidades porque se sostiene que lo que llega de apoyo en obras o presupuesto sólo se aplica en la cabecera y no se distribuye en las agencias”.

Temor en el ambiente

Luego del multihomicidio de 15 personas en la localidad, el pasado fin de semana, habitantes de Huazantlán del Río pusieron barricadas con rocas, troncos y llantas y hasta quemaron automóviles para evitar el acceso de personas que pudieran haber participado en ese crimen.
Luego del multihomicidio de 15 personas en la localidad, el pasado fin de semana, habitantes de Huazantlán del Río pusieron barricadas con rocas, troncos y llantas y hasta quemaron automóviles para evitar el acceso de personas que pudieran haber participado en ese crimen.Foto: Especial

Pero lo cierto es que estos hechos violentos son originados por los enfrentamientos entre grupos antagónicos del crimen organizado, más allá de que unos se concentren en torno al presidente municipal y otros en su contra.

Desde un inicio, el Ayuntamiento de San Mateo del Mar fue muy claro. A través de un comunicado, señaló que la masacre en la comunidad de Huazantlán del Río fue ocasionada por personas armadas y José Luis Chávez Salinas, agente municipal de esa localidad.

"Los hechos fueron orquestados por dichas personas y respaldados por quien se dice ser jefe de plaza de un grupo de la delincuencia organizada llamado Gualterio Escandón alias Gual Perol, y que a causa de su sadismo hemos perdido vidas inocentes de hombres y mujeres", señala el documento.

El Ayuntamiento asegura que el crimen organizado quiere controlar el Municipio por su ubicación estratégica para el tráfico de indocumentados y el almacenamiento de combustible robado.

Durante años, toda esa zona estuvo controlada por un cártel cuyo líder es identificado como Díaz Parada. Tras su caída, sus sucesores operaron de manera dispersa, pero con el tiempo, los grupos criminales se fueron asentando en Oaxaca, por lo que se han comenzado a registrar cada vez con mayor frecuencia ajustes de cuentas, cuerpos abandonados y mensajes.

Esta matanza es una disputa entre grupos criminales. No es diferente a lo sucedido en Iguala y Cocula en la noche del 26 de septiembre del 2014, cuando los normalistas de Ayotzinapa fueron secuestrados, interrogados, asesinados y calcinados para hacer desaparecer sus cuerpos.

No es tampoco distinto de lo que ha ocurrido con miles de personas desaparecidas en nuestro país, en el contexto de la brutal lucha de los grupos criminales por controlar distintos territorios.

No comprenderlo es no entender la dinámica de la violencia criminal en México y querer manipular la información, para encontrarle a esa dinámica una justificación ideológica. Esto sencillamente es inadmisible.

Hoy nadie parece querer aceptar que estos enfrentamientos son perpetrados entre grupos criminales, por narcotráfico y tráfico de personas.

De acuerdo con organizaciones sociales y magisteriales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la masacre en San Mateo del Mar, Oaxaca, fue producto de la colusión “entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, autoridad municipal y caciques locales”.

A través de una carta, señalaron que “recientemente la incursión de la delincuencia organizada agravó aún más la situación de esos lugares, al considerarse un punto estratégico para el tráfico de indocumentados y enervantes”.

Se tiene que resolver la masacre de San Mateo del Mar; es un caso muy similar al de Ayotzinapa, que no debe quedar en la impunidad.