Bibiana Belsasso

El caso Colosio se revive

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Como si no hubiera casos que resolver en el presente, donde en los últimos tres años tenemos más de 100 mil asesinatos, casos de corrupción y más, la solución es revivir casos del pasado.

El asesinato de Luis Donaldo Colosio ocurrido en 1994 le costó mucho a México, y hoy regresa a la opinión pública por la resolución que dió a conocer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos dirigida por Rosario Piedra Ibarra.

La recomendación 48VG/2021, indica que: “durante la investigación se constató que Mario Aburto Martínez fue torturado desde su detención el 23 de marzo de 1994, al igual que otros miembros de su familia, él de manera reiterada hasta años reciente. Situación de la que estaba enteradas las autoridades tanto de la extinta Procuraduría General de la República (PGR) y del propio organismo, y a pesar de eso lo minimizaron y lo desautorizaron para sostener la versión oficial del “asesino solitario”.

Lo cierto es que Aburto es un asesino confeso, hace tres años su familia le entregó una carta al Presidente López Orador solicitando que se viera el caso, porque denunciaba que Aburto había sido torturado.

Aburto nunca quiso decir quién estaba detrás de él para cometer ese asesinato, ni por qué lo había hecho.

En declaraciones ministeriales y judiciales, desde la noche misma del 23 de marzo de 1994, Mario Aburto Martínez reconoció haber disparado en dos ocasiones contra el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas en Tijuana, Baja California.

Dos días después cambió su versión y después lo hizo en otras ocasiones, es decir, el asesino confeso ha dado distintas declaraciones que se han ido perdiendo con el paso del tiempo.

En la entrevista con el periodista Jesús Blancornelas para el semanario Zeta, realizada el 24 de abril de 1994, dijo: “Colosio terminó de decir su discurso. Me sale algo dentro de mí, algo espontáneo, y en mi ignorancia, se me hace pensar sacar el arma y tirarle a los pies. Sin en ningún momento llegar a pensar que me podían quitar la vida, ahí nada más, por una tontería de ese tipo. Yo soy el único responsable de este accidente.

“Aunque no aparece mi rostro en los videos, para mí lo más fácil sería decir: ‘No fui yo, señores’, me quito el problema de encima. Pero nunca he dicho yo eso. He sabido reconocer desde un principio mi error que yo cometí, yo quiero pagar mi responsabilidad.”

En el expediente original se indica que Aburto le confesó a su novia que sabía manejar armas; que había vivido en Chiapas durante cuatro meses cuando se gestó el conflicto armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y que lo había llevado el Partido Cardenista. Incluso se hacía llamar “El Caballero Águila”.

Los archivos secretos

Aburto recreó, ante autoridades, cómo ocurrió el homicidio; Mexicanos contra la Corrupción publicó la investigación en 2019.
Aburto recreó, ante autoridades, cómo ocurrió el homicidio; Mexicanos contra la Corrupción publicó la investigación en 2019.Foto: Especial

En una investigación del periodista Jorge Fernández Menéndez, se habla de que detrás del asesinato de Colosio estuvo el narcotráfico.

Mario Aburto era originario de Michoacán. Uno de sus tíos, que vivía al norte de Veracruz, era vecino de Carmelo Herrera, primo de Arturo y Guillermo Martínez Herrera, líderes del grupo criminal "Los Texas".

En la década de los 80 se formó esta banda criminal conformada por pequeños narcotraficantes enlazados familiarmente. Su jefe era Arturo Martínez Herrera. Como segundo y tercero al mando estaban sus hermanos Guillermo y Daniel, por estos hechos es que se hacía llamar "Caballero Águila", eran: uno, dos y tres, respectivamente.

Lo cierto es que han pasado ya 27 años desde aquella tarde en Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California, donde fue asesinado Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI a la Presidencia de la República.

Son esos mismos 27 años en los que se ha investigado, en casos de llegar al ridículo, y ese crimen sigue sin esclarecerse.

Se dijo que presuntamente participaron otros seis hombres. Entre los conspiradores señalados estuvo Othón Cortés Vázquez, quien trabajaba como chofer en el equipo de campaña de Colosio, y fue acusado de ser el segundo tirador y detenido. Pasó gran parte de su vida en prisión y finalmente se supo que era inocente.

Cortés denunció al entonces fiscal del Caso Colosio, Pablo Chapa Bezanilla, de someterlo a torturas para declarar su presunta responsabilidad.

En 2019, al cumplirse 25 años del asesinato, Cortés declaró a la prensa que interpondría una queja ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y esperaba del Gobierno de México una reposición de daños y una disculpa pública.

Por desgracia, Othón murió en 2020 de un infarto al corazón y sus reclamos no procedieron. Y pasó años en el reclusorio antes de ser liberado, acusado por un crimen para el que se buscaron culpables, pero que nunca se pudo esclarecer.

Y es que Miguel Montes, Olga Islas y Pablo Chapa Bezanilla, eran los tres fiscales especiales que atendieron el caso Colosio. Todo un desastre.

Bezanilla, incluso, pese a las dudas de su actuar en el caso Colosio, tuvo una nueva oportunidad seis meses después. Era esclarecer el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu, ocurrido en la Ciudad de México.

Pero Pablo Chapa Bezanilla, el entonces fiscal, buscó culpar a Manuel Muñoz Rocha, un político de esa época. Para hacerlo, incluso contrató los servicios de una vidente, Francisca Zetina, La Paca, quien desenterró una osamenta en un rancho de Raúl Salinas, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari.

Quería acusar a Raúl Salinas de haber asesinado a Muñoz Rocha. Sin presentar una sola prueba contundente, la entonces Procuraduría General de la República le pagó a la bruja cuatro millones de pesos por su ayuda. Y ella inventó historias que incluyeron la exhumación de huesos de sus familiares para hacerlos pasar por los de un legislador que era buscado por el caso Ruiz Massieu.

Toda esta historia perdió toda veracidad cuando se supo que en realidad la osamenta era de un pariente de la vidente.

Así se dio la investigación. En el caso Colosio, en el año 2000, la misma PGR ya con otra administración, decidió reservar el expediente del magnicidio y declarar a “Mario Aburto como el autor material del crimen que realizó sin fines políticos".

Y nuevamente ahora la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, informó que, en el marco de sus atribuciones, atenderá la queja de los familiares de Mario Aburto por presuntas violaciones a derechos humanos.

Hoy no se tiene duda que Aburto fue el autor material de este crimen, él mismo lo confesó desde su detención, gravísimo si hubo tortura, pero este hombre mató al candidato presidencial en una historia que cambió el rumbo de México.

Pero nunca sabremos, al menos que nos lo cuente Aburto, qué sucedió realmente y por qué mató a Luis Donaldo Colosio. El argumento de la tortura es imperdonable, pero no borra el crimen.

Por lo pronto, deberíamos de concentrarnos en el presente. Hay mucho que resolver.