Haití, Estado fallido

BAJO SOSPECHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Haití es el claro ejemplo de lo que es un Estado fallido y cómo cuando no se tiene un buen gobierno, todo se derrumba.

Les llueve... y les seguirá lloviendo

Personas lesionadas por el terremoto son atendidas afuera del hospital de la Inmaculada Concepción en Les Cayes, mientras continúan las labores de rescate. Además, las autoridades esperan que en las próximas horas azote a la isla la tormenta tropical Grace.
Personas lesionadas por el terremoto son atendidas afuera del hospital de la Inmaculada Concepción en Les Cayes, mientras continúan las labores de rescate. Además, las autoridades esperan que en las próximas horas azote a la isla la tormenta tropical Grace.Foto: AP

Nuevamente, tembló. Entre los escombros, el ruido de sirenas y de palas que cavan, más de mil 300 cuerpos han sido rescatados de uno de los peores desastres naturales registrados en América Latina.

Un terremoto de 7.2 grados despertó el sabado 11 de agosto a los poco más de 11 millones de habitantes en Haití, de los cuales seis de cada 10 vivien en situación de pobreza, de acuerdo con el Banco Mundial.

Cimientos que estaban ya muy frágiles desde el terrible terremoto que se vivió en marzo del 2010. Ese mismo año, pero en enero, en Chile, se vivió un terremoto cientos de veces más potente que el ocurrido en Haití, pero mientras el de Chile, un país con construcciones mucho más sólidas, tuvo 711 personas fallecidas, en Haití hubo más de 300 mil que perdieron la vida y más de un millón de personas se quedaron sin casa.

Los numerosos y conflictivos gobiernos que ha tenido Haití, nunca tomaron en cuenta ni trabajaron en la infraestructura del país.

Hoy, vuelve a temblar y la situación es terrible. El terremoto tuvo tanta fuerza que, incluso, se sintió en República Dominicana y Cuba. El recuento de daños continúa, al igual que las labores de rescate para buscar a sobrevivientes o cuerpos, debido a que varias ciudades quedaron destruidas.

Hubo afectaciones en iglesias, escuelas, comisarías, hoteles y hospitales, muchos de estos últimos que siguen de pie, se encuentran al borde del colapso. Algunos de ellos, como el de la localidad de Los Cayos, se niegan a recibir más pacientes por la falta de materiales y personal.

Jerry Chandler, jefe de Protección Civil, estimó, en un censo parcial, que este fenómeno afectó dos mil 868 viviendas y dañó otras cinco mil 410. Aunque los daños siguen calculándose, se estima que el terremoto del sábado superará en daños al del 12 de enero de 2010, que dejó, según cifras oficiales, 316 mil muertos, 350 mil heridos y más de un millón de personas sin hogar.

Se habla incluso de que este fenómeno ya forma parte de la lista de los diez sismos más letales de los últimos 25 años en Latinoamérica.

Se declaró un mes de estado de emergencia en Haití, pero la realidad es que el país caribeño lleva décadas en estado de emergencia.

Es la nación más pobre de América y se ubica en el lugar 146 de 177 países en el Índice de Desarrollo Humano.

Desde el 7 de julio pasado no tiene presidente, pues ese día fue asesinado Jovenel Moïse, hasta el momento el magnicidio sigue en investigación, aún no se sabe quién o quiénes son los autores intelectuales, pese a que están detenidos varios de los sicarios que participaron, la mayoría de origen colombiano.

Su lugar es ocupado de forma provisional por el primer ministro, Ariel Henry, quien por ese crimen declaró estado de emergencia y ahora, en las proximas horas, se estima la llegada de  la tormenta tropical Grace, que complicará las labores de rescate y complicará aún más la situación que se vive en la isla.

El reflejo de la devastación de Haití es un reflejo de la crisis politica que ha causado una crisis humanitaria. El sábado pasado, con el temblor, volvieron a haber miles de muertos.

La agitación política, que no es reciente, sino que tiene su origen en 1986, cuando cayó el sistema dictatorial de los Duvalier, ha acabado con el país.

En 1957, fue electo François Duvalier, conocido como Papa Doc, que estableció un gobierno autocrático y permaneció en el poder hasta su muerte, en 1971. Su hijo, Jean-Claude Duvalier, también llamado Baby Doc, continuó con el sistema autoritario, pero desde hace 35 años la estabilidad política no ha podido consolidarse en Haití.

Es el país latinoamericano que más gobiernos ha tenido en menos tiempo. Desde ese 1985 se han contabilizado más de 20 presidentes distintos, que van de generales a ministros en funciones. Y ahora, un presidente interino, luego del asesinato de Jovenel Moïse, quien había llegado al poder con poca legitimidad.

La crisis política reciente en Haití tuvo un detonante: el aumento en los precios del combustible en más del 50 por ciento. Sin duda alguna, un duro golpe para una población que vive con menos de 2.4 dólares al día, es decir casi 40 pesos mexicanos.

Este drástico aumento se dio luego de que las grandes deudas del país llevaran al gobierno de Moïse a buscar un financiamiento del Fondo Monetario Internacional, por medio de un préstamo de 96 millones de dólares, con la condición de eliminar todos los subsidios en materia de energía.

También hay que sumarle la escasez de gasolinas originada por la cancelación, en marzo de 2018, del envío de buques de petróleo del gobierno venezolano, con el que había firmado un acuerdo para comprar hasta 60 mil barriles de crudo al día con descuento.

Los problemas políticos no están aislados de la inseguridad. De acuerdo con el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos, desde abril aumentó más de un 300 por ciento el homicidio, a consecuencia de la existencia de grupos armados. Hasta el momento se tienen contabilizados a más de 150 asesinatos. Todos los grupos criminales están acusados de cometer asesinatos, robos, violaciones y de tener su origen en los círculos del poder.

Pero, además, el 76 por ciento de la población vive en la pobreza, porcentaje que aumentó  por la pandemia de Covid-19.

Haití está en crisis: terremotos, asesinatos, crisis santitarias, mismas cuyos daños no se pueden prevenir ni subsanar por los terribles gobiernos que ha padecido. Y mientras tanto, a los ciudadanos de Haití no les queda más que intentar sobrevivir todos los días.