Bibiana Belsasso

Una Iglesia sin mordazas

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Una investigación en Francia ha revelado que por lo menos se registraron 216 mil abusos sexuales por parte de religiosos en ese país. Se han contabilizado que desde 1950 casi tres mil religiosos cometieron los abusos.

Se creo una comisión independiente para investigar los abusos sexuales y se ha revelado que la cifra de víctimas podría ser aun mayor.

Es el informe presentado este martes 5 de octubre se detalla que los niños de 10 a 13 años sufrieron abusos y si se cuenta a laicos que trabajaron dentro de la Iglesia católica, como en escuelas o seminarios, la cifra de víctimas podría alcanzar los 330 mil casos.

El 56% de los abusos se produjeron entre 1950 y 1970, pero fueron siete décadas de abusos sexuales sistemáticos escondidos por las cúpulas eclesiásticas en el país galo, que ahora salen a la luz, pero que no pueden ser condenados ante los tribunales porque muchas de estas violaciones han prescrito y muchos de los abusadores están en retiro o ya murieron.

Pero el castigo para la gran mayoría de estos abusadores no ha llegado y difícilmente llegará.

Para las víctimas solo queda una indemnización y una disculpa pública, como si eso fuera suficiente. A la gran mayoría de los niños abusados que hoy son adultos, su vida se ha visto trastocada por ese hecho, pero los sacerdotes y demás religiosos pueden permanecer en libertad, incluso sin ser expulsados de su congregación.

El informe de 2 mil 500 páginas requirió el acceso a datos de tribunales eclesiásticos y ordinarios, así como a archivos policiales y testimonios de miles de víctimas.

La cifra de niños abusados por abusos sexuales de religiosos de Francia es altísima, pero abusos por parte de personal de la Iglesia se han dado recurrentemente.

En Francia sale a la luz pública lo que ya se ha evidenciado en otros países como Alemania, Irlanda, Polonia, Estados Unidos, Australia, Chile, Argentina y México, que los sacerdotes acusados en su momento en lugar de ser llevados ante la justicia fueron ocultados por sus superiores, enviados a otras regiones, pese a que estamos hablando de depredadores sexuales, pederastas que al lugar al que llegaban eran capaces de repetir los abusos sexuales. Ahí están los casos de abusos del padre Maciel en México, o de los sacerdotes en Boston. En Chile también hubo movimientos importantes para exigir que los sacerdotes pederastas recibieran castigo. Difícilmente estas personas que cometían abusos sexuales eran condenados.

Para evitar los escándalos, la Iglesia católica en Francia calló como en muchas otras partes y silenció a las víctimas y además sacó ventaja del secreto de confesión se evitaron las denuncias.

Con la llegada del Papa Benedicto y luego el Papa Francisco se empezaron a hacer grandes reformas en la Iglesia católica.

Hace un par de años, el papa Francisco retiró la protección en secreto que se daba en este tipo de abusos. Fue después del suicidio del sacerdote Eduardo Lorenzo, y el Vaticano anunció que se levantaba el secreto pontificio de las denuncias de agresiones y abusos sexuales cometidos por sacerdotes; también de los juicios y los veredictos.

Las protestas

En Europa ciudadanos han realizado campañas en contra de abusos cometidos por sacerdotes.
En Europa ciudadanos han realizado campañas en contra de abusos cometidos por sacerdotes.Foto: Especial

Con esta decisión del papa Francisco, los abusos sexuales cometidos por curas ya no serán parte del secreto pontificio. Se trata de la “Ley del Silencio”, establecida el 4 de febrero de 1974 por el Papa Pablo VI, la cual protegió a miles de sacerdotes que cometieron estos delitos en contra, sobre todo, de menores de edad.

La decisión del papa Francisco es histórica porque apoya las peticiones de las víctimas; un compromiso que estableció el líder católico en febrero y que llega en el marco de su cumpleaños número 83.

El secreto pontificio abarcaba documentos, informaciones, notificaciones, denuncias extrajudiciales de delitos contra la fe y de otros tipos. Además, obliga a guardarlo a cardenales, obispos, prelados superiores, oficiales mayores y menores, consultores, expertos y otro tipo de personal que tuviera acceso a textos o información relacionada con los pasos.

En sí, el secreto pontificio prohibía a los sacerdotes acusar a otro cura en caso de un abuso sexual a menores. Si lo hacía era excomulgado y sólo el Papa podía levantar esa sanción; además, impedía dar información a las autoridades civiles.

Con la eliminación del secreto pontificio, los sacerdotes tendrán que asumir su responsabilidad penal.

Ahora, las autoridades eclesiásticas que conozcan de estos abusos están obligadas a denunciar y comunicarlo a las autoridades civiles correspondientes. Las Diócesis de cada país deberán proporcionar toda la documentación relativa a los procesos y denuncias en curso que posean y que les solicite la autoridad judicial.

Pero tuvieron que pasar décadas para que se castigará a muchos de estos abusadores.

Las disposiciones actuales establecen también como delitos graves “la adquisición, posesión o divulgación, con fines libidinosos, de imágenes pornográficas de menores de dieciocho años por parte de un clérigo, de cualquier forma y por cualquier medio”.

Hasta ahora, el delito de pornografía infantil incumbía a menores de 14 años, pero la edad fue aumentada hasta los 18 años.

El papa Francisco también eliminó la obligatoriedad de que el abogado y el fiscal de los delitos más graves contra la moral tengan que ser sacerdotes.

Pese a este gran paso, el Papa aclaró que el secreto pontificio no afecta el secreto de confesión, el cual continúa vigente e inviolable también para estos casos; es decir, si una víctima relata su caso en esta forma no habrá consecuencias.

Lo cierto es que el papa Francisco ha enfrentado una serie de escándalos de abusos sexuales en todo el mundo, los cuales mancharon la imagen de la institución; y desde que asumió como máximo líder de la Iglesia, les ha dado prioridad a las víctimas y ha buscado que los casos de abuso sexual no queden impunes.

Los casos de pederastia en Francia comenzaron a revelarse en 2015 cuando se puso al descubierto que el sacerdote de Lyon, Bernard Preynat, abusó de varios adolescentes “scouts” hasta 1991.

El caso puso en el banquillo de los acusados en 2019 a un integrante de alto rango de la Iglesia francesa, se trataba de Philippe Barbarin, el hasta entonces todopoderoso cardenal de Lyon, uno de los bastiones del catolicismo en Francia, declarado culpable de haber silenciado los abusos de un cura pederasta confeso.

Meses antes de este proceso comenzó el juicio contra el exobispo de Orleans André Fort, de 83 años, a quien acusaron de ocultar un caso de pederastia, acabó con una condena de ocho meses de cárcel exentos de cumplimiento.

Durante años se dio la cultura del silenciar para evitar escándalos, con curas cambiados de iglesias o enviados a casas de retiros donde eran concentrados para evitar ser identificados o denunciados. Esto les daba a los agresores religiosos cierta protección y lo sabían. Por eso durante años hubo abusos. Con los cambios en la Iglesia católica impuestos primero por la investigación del papa Benedicto XVI y ahora con el Papa Francisco se espera que esa cadena de complicidades se rompa y estos abusadores ya no se sientan protegidos.