Matan a los hijos por venganza

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana BelsassoLa Razón de México
Por:

No puedo imaginar dolor mayor para un ser humano, que el que le maten a un hijo y más cuando lo hace su padre o madre con tal de vengarse de su excónyugue.

Desata indignación

Un dibujo en memoria de las dos menores, en las playas de Tenerife, España, donde fue encontrado el cuerpo de una de ellas y se busca el segundo.
Un dibujo en memoria de las dos menores, en las playas de Tenerife, España, donde fue encontrado el cuerpo de una de ellas y se busca el segundo.Foto: Reuters

Son ya muchos los casos, recientemente sobre todo en España, donde un padre que se está divorciando y quiere lastimar a su exesposa mata a los hijos.

En España desde 2004 se empezó a identificar este tipo de violencia infantil, pero fue hasta 2017 que fue reconocida y fue llamada “Violencia Vicaria”. Hoy, la Ley de Infancia prevé crear un registro específico de este tipo de violencia. Este tipo de asesinatos son mucho más frecuentes en familias en donde ha habido violencia intrafamiliar.

Al menos son 78 los niños asesinados por sus padres en España desde el 2011.

Uno de los casos terribles ocurrió el 27 de abril en la ciudad de Tenerife. Ese día Tomás Gimeno estuvo con sus dos hijas, Ana y Olivia, de uno y seis años; debía entregarlas a su exesposa ese martes en la noche, pero cumplió la amenaza contra Beatriz Zimmermann: “No las vas a volver a ver”.

Antes de encontrar el cuerpo de la hija mayor en el mar, se sabe que la llevó a sus clases de alemán y tenis, mientras que a la menor la dejó en la casa de sus padres.

Aunque todavía se desconoce el paradero de Ana y Tomás, la juez que lleva el caso lo considera como un doble homicidio y asegura que “Gimeno les dio muerte de forma planificada y premeditada para provocar un inhumano dolor a su expareja”.

Luego de las investigaciones de la Fiscalía, se descubrió que Gimeno repartió sus pertenencias entre sus conocidos y había entregado un paquete sellado a su nueva pareja, a quien le pidió que lo abriera hasta las 11 de la noche; sin embargo, la curiosidad de ella hizo que lo abriera antes y descubrió en su interior una carta de despedida y 7 mil 300 dólares; sin duda su mayor interés era hacerle daño a su expareja. A este caso se le conoce como “El monstruo de Tenerife”.

En 2017 cuando Itziar Prats se encontraba en trámites de divorcio cuando su expareja le dijo: “me voy a cargar lo que más quieres”. Secuestro a sus hijas, Nerea y Martina, de seis y dos años, desaparecieron por un año, hasta que fueron encontrados muertos en la ciudad de Castellón; se sabe que él las asesinó y después se suicidó.

En 2011 los pequeños José y Ruth, de dos y seis años, pasaron a formar parte de la lista de violencia infantil en España. Su padre, José Bretón, los asesinó y quemó para ocasionar el máximo dolor a Ruth Ortiz, la madre de esos menores. Ella se había separado de él después de sufrir años de maltratos.

Este tipo de violencia tiene un término “Violencia Vicaria” y fue utilizado por primera vez en 2012 por la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro, quien lo define como “aquella violencia contra la mujer que ejerce el hombre violento utilizando como objetos a las hijas o hijos, para dañarla”. Mientras que otros especialistas indican que “el daño se ejerce a través de personas que tienen un significado especial para la mujer. Pueden ser los padres, los amigos, pero a menudo son los hijos”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren por homicidio 41 mil menores de 15 años; y nuestro país no es ajeno a este tipo de violencia.

En México, también son muchos los casos de padres que asesinan a sus hijos en medio de un conflicto de separación.

En Puebla, el pasado 9 de abril en el municipio de Chignahuapan, Anabel, de 32 años de edad y madre de cuatro niños, se vengó de su esposo matando a dos de los menores, presuntamente por que le contagio de VIH. Los pequeños eran una niña de 3 años y un niño de 9 años.

La mujer intentó suicidarse, pero la cuerda que usó no soportó su peso y se rompió, por lo que llamó a las autoridades para entregarse y la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia contra las Mujeres la investiga por el delito de homicidio en razón de parentesco. Sus otras dos hijas, de 10 y 12 años, quedaron bajo resguardo del DIF, pero se sabe que una tía y su abuela pelean la custodia.

Otro caso el pasado mes de abril se registró en Nuevo León. Juan Carlos, de 29 años de edad, quien fue ingresado al Centro de Reinserción Social de Apodaca, por presuntamente haber matado a golpes al hijo de su pareja, de 4 años de edad, por no haber tendido la cama correctamente. El hombre es investigado por los delitos de violencia familiar y homicidio culposo.

Tras las investigaciones se descubrió que la madre y otro hijo de ella, de 5 años de edad, eran violentados desde meses atrás; sin duda un patrón que ya no es extraño en este tipo de violencia familiar e infantil y que confirma que las agresiones que se sufren de niño tienen impacto en la edad adulta.

A finales de febrero, pero en el estado de Chiapas. Desesperado por el llanto del bebé, Rolando Armando Hernández confesó que mató al menor luego de golpearlo cuando lo cuidaba, mientras la madre se encontraba realizando unas compras.

Y son decenas de casos los que ocurren cada mes en nuestro país, y muchos de los cuales ni nos enteramos.

De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), entre 2015 y 2020 se registraron casi 83 mil agresiones contra personas menores de 17 años; de estos menores no se sabe cuántos recibieron las agresiones de parte de sus padres.

En México, no existe una figura jurídica que reconozca las agresiones contra menores originadas por uno de sus padres, sólo que se podría clasificar dentro de la violencia familiar.

Urge hacer un registro y leyes específicas para que sea un agravante que un padre o madre lesione a sus hijos, como ya lo está haciendo España.

Esta violencia no va a terminar, y esta rudeza tiene que tener consecuencias graves.

Urgen también una red de apoyo psicológico para los padres para que controlen esa violencia e ira que acaba con la vida de niños inocentes.