Carlos Olivares Baró

Músicos entrañables: Charpentier, Cherubini y Mingus

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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¿Podríamos vivir sin cadencias?: ¿esas incisiones de la primera edad impregnadas en lo más hondo del alma? “La Mousiké vierte pequeñas libaciones de olvido sobre la pena”: Hesíodo. “Algunos sonidos, algunas tonadas dicen qué ‘antiguo tiempo’ hace hoy en nosotros”: Pascal Quignard. Un silencio brama en el cuajo de los intervalos, entre una nota y otra: entre un conforme y otro: litoral refugiado en la pausa del tambor (piel animal que entona un tiempo iluminado por la prosodia pendular de la fiesta). “La música no necesita justificación. / Ella no rompe el silencio: / lo abre como un fruto maduro”: Roberto Juarroz.

Músicos entrañables, que en estos días me han escoltado por las estaciones de esta iluminada soledad sonora: Gustave Charpentier (1860-1956), Luigi Cherubini (1760-1842), Charles Mingus (1922-1979). Un francés, un italiano y un estadounidense, respectivamente. Dos compositores de óperas, quizás un poco olvidados; y un emblemático bajista de jazz.

Gustave Charpentier fue protagonista de incidentes licenciosos durante la juventud, hasta que decide estudiar en el Conservatorio de París bajo la tutela de Jules Massenet: a los dos años gana el codiciado Premio de Roma de la prestigiada academia musical francesa. Escribió cuatro óperas entre las cuales destaca Louise (1900): representación de la vida de la clase trabajadora parisina. Antecedente de la ópera verista. Narra la historia del infortunado amor entre Louise —joven costurera que vive con sus padres— y Julien, un joven bohemio con aspiraciones de artista. Historia del deseo de una muchacha por la libertad, en relación con su sentimiento amoroso y la ciudad de París.

El italiano Luigi Cherubini llegó a ser una de las figuras más influyentes de la música francesa: durante muchos años, rector del Conservatorio de París. Cherubini, compositor preferido y elogiado por Beethoven, quien sigue sus pasos en la ópera. Autor de cuatro misas, dos Réquiems y más de treinta óperas, entre las cuales destaca El aguador (1800), que adopta la forma de una ópera cómica: mixtura de diálogo hablado y números musicales. Pieza de influjo total en el Fidelio, de Beethoven. Medea (1797) es muy solicitada actualmente por los directores operísticos.

Charles Mingus, conocido principalmente como ejecutante del contrabajo, fue también un compositor muy inspirado y un director de sugerentes e innovadoras propuestas orquestales. Desde principio de los 40 trabaja con Louis Armstrong, Kid Ory y Lionel Hampton. Figura clave del bebop en colaboraciones con Charlie Parker y Bud Powell. Innovador en la ejecución del contrabajo con el uso de trémolos, pulsaciones de flamenco y fricción/amaso de las cuerdas. Despliegue de un slap provocador y vehemente: retumbo alegórico de su posición en contra de la segregación racial.

“Un rebelde enraizado en el terruño del blues. Utilizó la composición y el enlace de la orquesta para devolver al jazz una espontaneidad controlada que constituye el código de la improvisación contemporánea” (Arnaud /Chesnel. Los grandes creadores del jazz). Tijuana Moods, placa que Mingus grabó en 1957: temblores de un contrabajo polifónico en frisos de la música mexicana.

Tijuana Moods
Tijuana Moods
Tijuana Moods
  • Artista: Charles Mingus
  • Género: Jazz
  • Disquera: EJC, 2009