Carlos Olivares Baró

Revueltas, De Falla y Brahms

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Escucho música para perdonarme y dispensar a los otros: borrar en mí todos los yerros: dialogar con mis difuntos y entrar en las encrucijadas que me legaron. Ingreso en las concordias instrumentales con el propósito de ser testigo del peso del mundo en el dolor de la venturosa alegría humedecida por los adagios de las congojas quebradizas que muerden la vida. Sólo el rastro azul de la melodía de una mariposa repele el olvido. Por eso me interno en los ecos del mexicano Silvestre Revueltas (1899-1940), del español Manuel de Falla (1876-1946) y del alemán Johannes Brahms (1833-1897).

Selecciono Sensemayá, de Revueltas; Noches en los jardines de España, de De Falla; Sinfonía No. 2, de Brahms: vanguardia mexicana, prosapia andaluza y “clasicismo romántico”, respectivamente, en un diálogo con ‘mis ánimos primaverales’.

Sensemayá, breve poema sinfónico el cual Revueltas concibe para conjunto de cámara (1937), y después lo transcribe para orquesta completa (1938). Una de las grandes piezas de la música mexicana de concierto: briosa concepción rítmica que invoca a la antigua civilización maya desde ‘fragores afroantillanos’. Preludio de las percusiones y progresiva sinuosidad de ritmos sincopados en modulaciones de obsesiva distribución instrumental. Cuernos, trompetas, trombones, clarinete bajo, fagot y tuba en la construcción de cadencias superpuestas hasta un clímax que establece un florido y frenético ruego. Halos stravinskianos y mudanzas de los acentos de la poesía afrocubana de Nicolas Guillen en las figuraciones de compases en disparidades de dinámicas enunciaciones y expresivo nervio orquestal.

De Falla. Noche en los jardines de España: música descriptiva/programática que el español compuso inspirado en la arquitectura de un palacio moro de la legendaria ciudad de Granada. Porfiadas cadencias sobre vaporosas conformidades: clarinetes y fagotes juegan un rol determinante. La Scheherazade, de Rimski-Korsakov, se infiere en los exordios del fagot que remiten al colorido y sensualidad del músico ruso.

Las interpretaciones del pianista en los movimientos “Danza lejana” y “En los jardines de la Sierra de Córdoba” dibujan las atmósferas y efectos sugestivos de una composición suscrita en sumarios impresionistas de exuberantes conjunciones en las que las partes del piano, floridas y esplendentes, nunca dominan los espectros orquestales, pero se imponen por sus cautivadores clústeres y atractivos bemoles.

Sinfonía No. 2, del “más clásico de los músicos románticos”, Johannes Brahms. Dada a conocer en 1877, después de una visita a los Alpes Austriacos, muchos la han comparado con “La Pastoral”, de Beethoven, por su espíritu idílico. Discurso sinfónico de arrobada melancolía (Adagio Non troppo) y alegría superpuesta (Allegretto grazioso quasi andantino y Allegro con spirito) de marcado paralelismo beethoveniano en las conjunciones anímicas, pero no en las coloraciones orquestales. No olvidar las preferencias de Brahms por el compositor de Bonn, pero la “Sinfonía No. 2” consigue un tono de peculiar prosodia que esboza un idiolecto muy reconocible: Brahms en uno de sus momentos más trascendentales, sobre todo en el IV movimiento (Allegro con spirito).

Sinfonía No. 2 / Brahms
Sinfonía No. 2 / Brahms
Sinfonía No. 2 / Brahms
  • Artista: Filarmónica Wiener
  • Género: Orquestal
  • Sello: Grammophon